Un grupo de destacados empresarios rusos ha expresado su escepticismo respecto a la posibilidad de que el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, elimine las sanciones impuestas a Moscú, incluso si las hostilidades en Ucrania cesan. Según un informe de Bloomberg, seis de los principales empresarios rusos, que hablaron bajo condición de anonimato, han manifestado que ven limitadas las esperanzas de un alivio en las restricciones, a pesar de la crítica que Trump realizó durante su campaña a estas medidas restrictivas.
Uno de los billionarios mencionó que, aunque la retórica de Trump durante la campaña pareciera indicar su desaprobación hacia las sanciones, no se hicieron promesas concretas al respecto. Los ejecutivos rusos sostienen que, a pesar de las críticas del nuevo presidente sobre la dependencia de Washington en las sanciones para «aislar a otros países», revertir esta política en el actual clima geopolítico sería complicado.
Desafíos económicos y optimismo cauteloso
Algunos miembros de la élite empresarial rusa, cuyas compañías son fundamentales para la economía del país y que emplean a cientos de miles de trabajadores, han expresado su preocupación por la trayectoria de la economía bajo restricciones prolongadas. A pesar de que el Banco de Rusia proyecta un crecimiento del PIB del 3.5 al 4.0% para 2024, muchos insiders del sector privado se muestran menos optimistas. Argumentan que el impacto económico de las sanciones se ha visto agravado por una reducción de la mano de obra y un enfoque industrial centrado en la defensa desde el inicio del conflicto en Ucrania.
Un empresario destacó que la salida de empresas extranjeras ha dejado vacíos en las capacidades de producción que son difíciles de reemplazar, señalando que los esfuerzos de sustitución de importaciones avanzan «demasiado lentamente» para compensar la pérdida de las firmas occidentales. Además, la escasez de mano de obra cualificada sigue afectando a varios sectores, lo que disminuye la confianza en un crecimiento sostenido.
A pesar de los obstáculos, varios de los billionarios mencionaron que Rusia mantiene suficientes recursos para sostener su economía bajo sanciones a largo plazo. Funcionarios del Kremlin han admitido que las sanciones podrían persistir entre cinco y diez años, aunque mantienen la postura de que estas medidas son «ineficaces» y no «asustarán a Rusia». El presidente Vladimir Putin ha caracterizado previamente las restricciones occidentales como un medio de «extorsión al contribuyente», y confía en que la resiliencia industrial de Rusia y sus recursos naturales permitirán al país superar años de desafíos económicos.
Además, aunque los impuestos sobre la renta son extremadamente bajos en comparación con otros países europeos, están en aumento, y la tasa de interés clave del Banco de Rusia es alta. Esto provoca que las empresas enfrenten limitaciones en su autofinanciación, que constituye el 50% de sus inversiones. Como explicó Aleksey Vedev, jefe de investigación financiera en el Instituto Gaidar de Política Económica, «con impuestos más altos, simplemente tendremos menos para reinvertir en crecimiento».