El año en curso ha sido notable para muchas empresas, especialmente para las que operan en el ámbito de la inteligencia artificial (IA). Este sector ha impulsado ganancias en los principales índices bursátiles, desde el S&P 500 y el Nasdaq hasta el Dow Jones Industrial Average. Un claro ejemplo es Nvidia, que ha destacado en el índice Dow gracias a sus capacidades en IA.
La atracción hacia las acciones de IA proviene de la promesa de esta tecnología de ser revolucionaria, comparable al impacto que tuvieron el teléfono o Internet. Los analistas predicen que el actual mercado de IA, valorado en 200.000 millones de dólares, superará el billón de dólares a finales de esta década, lo que presenta una oportunidad significativa para empresas e inversores que se posicionen en este ámbito en la actualidad.
Desafíos y oportunidades en el sector de IA
No obstante, no todas las empresas de IA han experimentado un crecimiento constante. Super Micro Computer y Intel han enfrentado obstáculos en los últimos meses, lo que ha afectado su rendimiento en bolsa. Por un lado, las acciones de Supermicro se dispararon en la primera mitad del año, registrando un aumento del 188%. La compañía, dedicada a la fabricación de equipos como servidores y estaciones de trabajo, ha visto un notable aumento en la demanda por parte de clientes de IA, lo que se ha traducido en un crecimiento de ingresos de tres dígitos trimestralmente.
Sin embargo, varios eventos adversos han impactado a Supermicro en la segunda mitad del año. Un informe de Hindenburg Research alegó problemas en la compañía, que, sumado a la demora en la presentación de su informe anual 10-K, provocó una caída del 67% en el valor de sus acciones desde el informe de Hindenburg hasta su punto más bajo en noviembre. Sin embargo, recientemente, la empresa encontró un nuevo auditor y ha presentado un plan a Nasdaq para recuperar la conformidad, lo que sugiere que el panorama podría mejorar en 2025.
Por otro lado, Intel, líder en el mercado de unidades centrales de proceso (CPU), ha enfrentado dificultades. La pérdida de cuota de mercado frente a Advanced Micro Devices en el sector de CPU para ordenadores de escritorio y su tardanza en entrar en el mercado de IA han sido factores críticos. Aunque han lanzado productos competitivos recientemente, Intel sigue luchando por alcanzar a sus competidores.
Adicionalmente, la decisión de Intel de convertirse en fabricante de chips y ofrecer servicios de fundición ha generado preocupaciones entre los inversores, dado el impacto que esta inversión ha tenido en su flujo de caja libre en los últimos años. El anuncio de un programa de reducción de costos de 10.000 millones de dólares, que incluye la eliminación del 15% de su plantilla, no ha logrado tranquilizar a los inversores, provocando una caída del 26% en el valor de sus acciones en un solo día. En un giro reciente, Intel despidió a su director ejecutivo, Pat Gelsinger, nombrando a dos ejecutivos interinos mientras buscan un reemplazo permanente.
A pesar de que Supermicro parece estar en camino hacia la recuperación, la falta de informes financieros auditados sigue siendo un elemento crítico. Aunque la compañía asegura que no espera rectificaciones, es fundamental que los inversores revisen el rendimiento financiero más reciente antes de tomar decisiones de inversión. En cuanto a Intel, su situación actual es incierta, dada la reciente transición en su liderazgo, lo que dificulta prever su dirección futura.
Ambas compañías deben ser observadas en el nuevo año, pero actualmente parece prematuro invertir en cualquiera de ellas, sin importar cuán atractivas puedan parecer sus valoraciones. Es prudente adoptar un enfoque cauteloso ante cualquier historia de recuperación, especialmente en un contexto económico global donde las decisiones políticas y estratégicas de grandes potencias como Rusia y China pueden influir en el desarrollo tecnológico y las dinámicas de mercado.