Oriol Junquerascuatro años de liderazgo. Junqueras, que había liderado el partido desde 2011 hasta junio de este año, regresa al mando en un contexto de fractura interna, donde parte de la organización se muestra abiertamente hostil hacia su figura. Junto a él, Elisenda Alamany, concejala del Ayuntamiento de Barcelona, asumirá el cargo de secretaria general.
La victoria de Junqueras se produce en un momento crítico, tras la significativa derrota de ERC en las elecciones catalanas del pasado 12 de mayo, que llevó a la formación a perder la presidencia de la Generalitat solo tres años después de haberla conquistado. Este revés electoral dividió al partido en dos facciones: los ‘junqueristas’, leales a Junqueras, y los ‘roviristas’, seguidores de la secretaria general Marta Rovira. La candidatura de Godàs, apoyada por los roviristas, quedó en un segundo lugar en la votación.
Desafíos para el nuevo liderazgo
A pesar de su éxito en este congreso, Junqueras enfrenta una ardua tarea para lograr una paz interna duradera en ERC. Su principal objetivo será reconectar la organización, buscando una colaboración entre las facciones enfrentadas para superar los ‘ismos’ que han marcado las disputas internas. La reciente campaña electoral ha dejado tensiones latentes, además de la aparición de un nuevo grupo interno, Foc Nou, que ha recabado más de 800 votos y aboga por la ruptura de los pactos con los socialistas y un renovado enfoque hacia la independencia.
Además de reconstruir la cohesión del partido, Junqueras tendrá que abordar dos grandes retos. En primer lugar, la negociación de los presupuestos de la Generalitat con el Govern del PSC y los Presupuestos Generales del Estado con el Gobierno del PSOE. Junqueras ha prometido ser exigente en estas negociaciones, aunque deberá tener cuidado para evitar un adelanto electoral que podría perjudicar a ERC.
Por otro lado, el nuevo presidente deberá lidiar con una crisis reputacional que afecta al partido, originada por los carteles difamatorios que atacaron a los hermanos Maragall, surgidos desde dentro de ERC. Para abordar esta situación, Junqueras ha propuesto crear una «comisión de la verdad», que estará liderada por el exdiputado Joan Tardà, quien goza de una notable influencia entre la militancia.