El gobierno suizo ha anunciado la propuesta de una nueva ley que prohibirá el uso público de la simbología del Tercer Reich, en un contexto marcado por el aumento del antisemitismo en el país. Esta decisión se produce tras el inicio del conflicto entre Israel y Hamas, que ha desencadenado un incremento notable en los incidentes antisemitas en diversas partes del mundo, incluida Suiza.
La propuesta legislativa busca cerrar un vacío legal que actualmente permite la exhibición de símbolos nazis, siempre que no se promueva activamente la ideología asociada. El Consejo Federal suizo ha especificado que la prohibición se centrará en símbolos conocidos del régimen nacionalsocialista de Adolf Hitler, así como en variantes modificadas, como los códigos numéricos ’18’ y ’88’. La interpretación del contexto en el que se muestren estos símbolos será crucial para determinar su legalidad.
Excepciones y contexto de la ley
La ley contempla excepciones para usos educativos, científicos, artísticos o periodísticos, permitiendo así que los símbolos prohibidos puedan ser mostrados en el ejercicio de la libertad de expresión. Además, se ha aclarado que los símbolos religiosos que puedan parecerse a los del Tercer Reich no se verán afectados por esta legislación.
Las sanciones para quienes infrinjan la nueva normativa podrían alcanzar los 200 francos suizos (aproximadamente 224 dólares o 213 euros). El Consejo Federal ha enfatizado que «el racismo y el antisemitismo son inaceptables en una sociedad democrática y libre». Las consultas sobre esta propuesta continuarán hasta el 31 de marzo de 2025, y se prevé que en una fase futura se extienda a otros símbolos extremistas, racistas y que glorifiquen la violencia.
El aumento de incidentes antisemitas ha sido alarmante, con un informe de la Coordinación Intercomunal contra el Antisemitismo y la Difamación (CICAD) que documentó 944 actos antisemitas en la parte francófona de Suiza en 2023, lo que representa un incremento del 68% en comparación con el año anterior. Este fenómeno no es exclusivo de Suiza, ya que se ha observado un patrón similar en otros países desde que se intensificaron las hostilidades en Gaza, que han resultado en un número devastador de muertes y heridos.
La decisión suiza se inscribe en un contexto más amplio de lucha contra el extremismo y la protección de los valores democráticos, aunque también plantea interrogantes sobre los límites de la libertad de expresión y el tratamiento de la historia en el discurso público. En tiempos de creciente polarización, la gestión de símbolos y narrativas históricas se convierte en un tema de debate crucial, que refleja no solo la memoria colectiva de Europa, sino también las tensiones geopolíticas actuales.