El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha expresado su preocupación por la reciente aparición de drones no identificados en varios estados de la costa este, incluyendo Nueva Jersey y Nueva York. En un mensaje publicado en su plataforma Truth Social, Trump cuestionó la falta de información del gobierno sobre estos avistamientos, sugiriendo que es improbable que ocurran sin el conocimiento de las autoridades. “¿Puede realmente estar sucediendo esto sin que nuestro gobierno lo sepa? ¡No lo creo!”, afirmó.
La inquietud generada por estos avistamientos ha llevado a algunos legisladores, como el congresista Jeff Van Drew, a exigir que se tomen medidas drásticas, incluyendo la posibilidad de derribar estos drones. Van Drew, quien afirmó haber recibido información de “fuentes altas”, insinuó que los drones podrían haber sido lanzados desde un barco iraní en el Atlántico. Sin embargo, la portavoz del Departamento de Defensa, Sabrina Singh, desmintió estas afirmaciones, asegurando que no hay evidencia de que los drones provengan de una entidad extranjera.
Investigaciones en curso
La situación ha llevado al FBI y al Departamento de Seguridad Nacional a investigar los avistamientos, tratando de determinar si se trata efectivamente de drones o si son aviones tripulados que han sido mal identificados. Hasta el momento, las agencias han indicado que muchos de los avistamientos reportados corresponden a aeronaves operadas legalmente y no a drones no identificados.
La controversia en torno a estos avistamientos refleja una creciente desconfianza hacia las instituciones gubernamentales en Estados Unidos, donde algunos legisladores acusan al Pentágono de no ser transparente con la ciudadanía. Van Drew, en una entrevista con Fox News, afirmó que “no se nos está diciendo la verdad” y criticó la manera en que el gobierno trata al público, sugiriendo que se les considera ingenuos.
En este contexto, es importante observar cómo la narrativa sobre la seguridad aérea y la vigilancia se entrelaza con las tensiones geopolíticas actuales, donde la percepción de amenazas externas puede influir en la opinión pública y en las decisiones políticas. La respuesta del gobierno estadounidense a estos avistamientos podría tener implicaciones significativas en su política de defensa y en sus relaciones internacionales, especialmente en un momento en que las tensiones con países como Irán siguen siendo elevadas.