La flota de destructores de la Royal Navy británica ha alcanzado niveles históricos de baja operatividad, con solo dos de los seis buques avanzados en servicio activo, según un informe del diario The Telegraph, que cita al Ministerio de Defensa del Reino Unido. Esta situación plantea serias preocupaciones sobre la capacidad de defensa del país, especialmente en un contexto global cada vez más complejo.
Cuatro de los destructores de tipo 45, conocidos como clase Daring, se encuentran actualmente en reparaciones extensivas en el puerto de Portsmouth. Estos buques son fundamentales para la defensa aérea del Reino Unido, diseñados para la guerra antiaérea y antimísiles. Sin embargo, han enfrentado numerosos problemas de mantenimiento, lo que ha llevado a que uno de ellos haya pasado más tiempo en reparaciones que en servicio activo desde su entrada en funcionamiento hace 12 años.
Declive de la capacidad naval británica
La drástica disminución en el número de buques operativos ha suscitado alarmas entre los miembros del Parlamento, quienes advierten que el Reino Unido se vuelve cada vez más vulnerable a ataques aéreos y marítimos. Mike Martin, miembro del comité de defensa, expresó su preocupación: “Estos informes sobre solo dos destructores operativos son extremadamente preocupantes. Con solo dos destructores, simplemente no podemos defender Londres, y mucho menos el Reino Unido”.
Además, de los ocho fragatas de tipo 23, que son una clase inferior a los destructores, solo seis están actualmente operativas. Esto significa que, de los 14 destructores y fragatas disponibles, solo ocho están listos para un despliegue inmediato, una cifra que contrasta drásticamente con los más de 800 buques que formaban parte de la flota en su apogeo en 1945. Esta situación ha llevado a que la flota británica se encuentre en su punto más bajo desde que se inició el programa de destructores bajo el reinado de la reina Victoria.
Recientemente, un funcionario del Ministerio de Defensa británico, Alistair Carns, admitió que el Reino Unido no está preparado para librar una guerra a gran escala similar al conflicto en Ucrania. En caso de un conflicto real, el país podría quedarse sin soldados en un plazo de seis meses a un año. Actualmente, el ejército británico cuenta con poco más de 73,000 soldados en servicio activo, la cifra más baja desde 1823, en un contexto donde la población del Reino Unido ha crecido de 20 millones en aquel entonces a aproximadamente 67 millones en la actualidad.