La reciente Conferencia de Presidentes ha dejado claro que el camino hacia un nuevo modelo de financiación autonómica sigue bloqueado. Así lo ha manifestado el presidente de la Xunta de Galicia, Alfonso Rueda, quien, al igual que otros líderes autonómicos del Partido Popular (PP), ha rechazado categóricamente la idea de negociaciones bilaterales, similares a las que llevaron a acuerdos como el concierto económico de Cataluña y la condonación de su deuda. Rueda ha declarado que «el presidente Sánchez ha vuelto a enunciar su convencimiento de acuerdos bilaterales con todos, pero es absolutamente imposible». Su crítica se centra en lo que considera una falta de compromiso por parte del Gobierno central, que se reduce, en su opinión, a un mero perdón de deudas autonómicas.
El presidente gallego ha argumentado que la financiación autonómica debe abordarse en un marco colectivo, instando a la convocatoria de un Consejo de Política Fiscal y Financiera (CPFF). Sin embargo, Rueda no se muestra optimista, ya que considera que el presidente Sánchez prefiere negociar de forma individual con cada comunidad autónoma. «La bilateralidad multilateral no existe», ha enfatizado, reflejando su percepción de que hay escasa voluntad para alcanzar acuerdos significativos. «Cuando se quieren llegar a consensos, las cosas se hacen de otra manera», ha lamentado.
Prioridades de la Xunta
En cuanto a la deuda, Rueda ha subrayado que la prioridad para Galicia no es la condonación de la misma, dado que la comunidad presenta un nivel de endeudamiento inferior al de otras. Lo que realmente considera urgente es la reforma del sistema de financiación. «Lo inaplazable es reunirse para hablar de lo principal», ha insistido, advirtiendo que ha solicitado explícitamente a Sánchez que evite cualquier negociación bilateral o transferencia unilateral de fondos, especialmente en relación con Cataluña.
Respecto a la vivienda, Rueda ha valorado positivamente algunas propuestas del Gobierno, como el aumento del parque público de pisos y la creación de una sociedad pública de suelo residencial, aunque ha señalado que son medidas que ya han sido implementadas en Galicia. No obstante, ha criticado la Ley de Vivienda, afirmando que «no está funcionando» y ha reclamado que se ceda suelo estatal a las comunidades para facilitar la construcción de viviendas.
En el tema de la acogida de menores inmigrantes, Rueda ha manifestado que la capacidad de Galicia está «colmatada y completa», pidiendo al Gobierno central más fondos y una planificación más adecuada en la distribución de recursos. Asegura que esta distribución no debe depender exclusivamente de la disponibilidad de hoteles para alojar a los refugiados.
Por otro lado, en el ámbito de la sanidad, el presidente de la Xunta ha expresado su insatisfacción con las propuestas del Gobierno. Aunque ha acogido con agrado el aumento de plazas en la facultad de Medicina, ha echado en falta soluciones inmediatas para la escasez de médicos, sugiriendo medidas como el retraso de la edad de jubilación de los facultativos hasta los 72 años y la agilización de la homologación de títulos extranjeros. También ha criticado que no se haya abordado la posible extinción de Muface, lo que podría incrementar la carga de trabajo del Sistema Gallego de Salud (Sergas).
La actuación de Rueda en la Conferencia de Presidentes ha sido objeto de críticas por parte de la oposición en Galicia. Ana Pontón, portavoz nacional del BNG, ha calificado su papel de «decepcionante», argumentando que en lugar de defender los intereses de los gallegos, se enfocó en la estrategia del PP. Por su parte, José Ramón Gómez Besteiro, secretario xeral del PSdeG, ha cuestionado por qué Rueda es «el único gallego que no quiere que se le condone la deuda a Galicia», describiendo su presencia en la cumbre como la de un «presidente invisible».