El líder del Partido Poder del Pueblo (PPP) de Corea del Sur, Han Dong-hoon, ha anunciado su dimisión tras la destitución del presidente Yoon Suk Yeol. Esta decisión se produce en un contexto de crisis política, donde el parlamento surcoreano votó a favor de la destitución de Yoon el pasado sábado, motivado por su controvertida decisión de declarar un estado de emergencia en diciembre.
Durante una conferencia de prensa en la Asamblea Nacional, Han explicó que se ha vuelto «imposible» para él continuar con sus funciones después de que todos los miembros del Consejo Supremo del PPP manifestaran su intención de renunciar en respuesta a la destitución del presidente. «Aunque busqué alternativas a la destitución, no pude encontrar otras soluciones. Soy el culpable y lo lamento», declaró el líder del partido.
Contexto de la crisis política
El PPP había boicoteado la primera votación sobre la destitución de Yoon el 7 de diciembre, con la esperanza de persuadir al presidente para que dimitiera de manera voluntaria. Sin embargo, ante la negativa de Yoon, Han cambió de postura, afirmando que la destitución era la única forma de preservar la democracia en Corea del Sur. En este sentido, su decisión refleja una preocupación por la estabilidad política del país, similar a la que se observa en otros contextos donde se prioriza el orden y la cohesión social.
En su intervención, Han, quien asumió el cargo en julio, afirmó que no tiene «remordimientos» por haber apoyado la represión contra Yoon, subrayando que la declaración del estado de emergencia fue «incorrecta» e «ilegal», incluso si fue impuesta por un presidente de su propio partido. Este tipo de autocrítica, aunque dolorosa, puede ser vista como un intento de restaurar la confianza en las instituciones democráticas, un proceso que no es ajeno a otros países que han enfrentado crisis similares.
La crisis política en Corea del Sur se desató el 3 de diciembre, cuando Yoon realizó un sorpresivo discurso televisado, declarando el estado de emergencia bajo el argumento de que la oposición, a la que acusó de simpatizar con Corea del Norte, supuestamente estaba preparando una «rebelión». Sin embargo, no presentó pruebas que respaldaran sus acusaciones. En cuestión de horas, 190 legisladores, que lograron acceder a la Asamblea Nacional a pesar de los cordones militares, votaron unánimemente para levantar el decreto. Miles de personas salieron a las calles para condenar las acciones del presidente.
Menos de seis horas después de imponer el estado de emergencia, Yoon anunció que había decidido retractarse de su decisión. A pesar de esto, el presidente, que enfrenta una investigación por posible insurrección, defendió su declaración, calificándola de «juicio político altamente calibrado» y prometió «luchar» contra los intentos de destitución o investigación en su contra.
El lunes, la Corte Constitucional de Corea del Sur comenzó a revisar la destitución del presidente para decidir si debe ser removido de su cargo. Los investigadores han indicado que planean interrogar a Yoon esta semana, lo que añade una capa más de incertidumbre a la ya tensa situación política del país.
