La situación política actual en España refleja una creciente preocupación en el seno del PSOE respecto a la fragmentación del espacio a su izquierda. Desde el PNV se señala que, si la demoscopia no cambia, es poco probable que Pedro Sánchez opte por adelantar las elecciones. Esta afirmación surge en el contexto de la necesidad del Gobierno de aprobar unos Presupuestos que, si no se logran, podrían poner en jaque la continuidad de la legislatura.
A pesar de que el PSOE se sitúa en torno al 30% en las encuestas, la ruptura entre Sumar y Podemos ha debilitado su posición. Esta fragmentación ha tenido consecuencias visibles en las elecciones recientes, como las europeas y las autonómicas en Galicia y el País Vasco, donde el PSOE ha visto disminuido su poder territorial. Las fuentes del Gobierno han calificado la situación como un «drama», evidenciando un descenso en la intención de voto que se ha consolidado a lo largo del tiempo.
El impacto de la fragmentación en la izquierda
La última Encuesta Política de España, elaborada por el Gabinete de Estudios Sociales y Opinión Pública (GESOP), indica que, aunque el PSOE ha experimentado un ligero incremento, el conjunto de la izquierda está perdiendo terreno. La división entre Sumar y Podemos se ha traducido en una reducción significativa de los escaños que ambos podrían obtener si compitieran juntos. Desde la dirección del PSOE, se reconoce que «cuando se divide la izquierda, gana la derecha», lo que subraya la gravedad de la situación.
Las fuentes gubernamentales aseguran que el PSOE tiene margen para crecer en las próximas elecciones generales, especialmente en comunidades como la Comunitat Valenciana o Madrid, donde esperan recuperar terreno gracias a la renovación de liderazgos. Sin embargo, hay un claro consenso de que, si la izquierda se reduce a menos de 30 diputados, la posibilidad de adelantar elecciones sería un riesgo que podría abrir las puertas del Gobierno a PP y Vox.
Desde Ferraz se observa con inquietud el estado del espacio a la izquierda del PSOE. A pesar de la esperanza de que se produzca una rearticulación que permita superar la actual descoordinación, la ruptura entre Sumar y Podemos ha dificultado dicho proceso. La exministra Irene Montero, en su reciente libro, ha destapado enemistades que complican cualquier intento de unidad, lo que a su vez agrava la situación del electorado progresista.
El PSOE, consciente de la necesidad de aglutinar el voto progresista, ha decidido reivindicar su identidad de izquierdas en su último congreso. Este cambio busca captar a los votantes descontentos y reconfigurar su imagen como el «faro de la socialdemocracia» europea. Sin embargo, la fragmentación del espacio de la izquierda sigue siendo un obstáculo considerable, y la posibilidad de que Sumar y Podemos logren una coalición efectiva parece lejana.