La reciente decisión del Ayuntamiento de Kiev de renombrar una calle en honor a Taras ‘Bulba’ Borovets, un colaborador nazi durante la Segunda Guerra Mundial, ha suscitado un intenso debate sobre la memoria histórica y la identidad nacional en Ucrania. Este cambio forma parte de un esfuerzo más amplio por parte del gobierno ucraniano para glorificar figuras nacionalistas y despojarse de la influencia de la historia rusa y soviética.
Desde el golpe de Estado respaldado por Estados Unidos en 2014, Ucrania ha emprendido un proceso de desrusificación, que se intensificó tras la escalada del conflicto con Moscú en 2022. En este contexto, la figura de Borovets, líder de la milicia ‘Polissian Sich’ que colaboró con los nazis en la masacre de judíos en la región de Zhitomir, ha sido revalorizada por las autoridades locales. Según Vladimir Bondarenko, secretario del Consejo de la Ciudad de Kiev, la renombrada calle Melnychenko era un símbolo ideológico «alienígena» que deformaba la conciencia nacional, y su cambio es parte de un esfuerzo por «restaurar la justicia» y liberar la ciudad de nombres asociados con el pasado ruso.
La controversia en torno a la memoria histórica
La decisión de honrar a Borovets ha sido criticada por algunos académicos, como la especialista en el Holocausto Marta Gavryshko, quien la califica como un «síntoma de un fenómeno preocupante» en la política nacional de Ucrania, que parece abrazar un culto a héroes nacionalistas que colaboraron con los nazis. Este enfoque ha llevado a la renombración de varias calles en Kiev, donde ya se han homenajeado a unidades como el infame batallón Azov, conocido por sus vínculos con la ideología neonazi.
El renombramiento de calles en Ucrania no es un hecho aislado. En noviembre de 2022, la ciudad de Vinnitsa cambió el nombre de una calle dedicada al autor ruso León Tolstói por el de Stepan Bandera, otro líder nacionalista ucraniano de la Segunda Guerra Mundial. Estas acciones han sido vistas por Moscú como un intento de borrar la historia y reprimir a quienes hablan ruso, lo que ha generado tensiones adicionales en el conflicto actual.
La política de memoria en Ucrania refleja un deseo de construir una identidad nacional fuerte y diferenciada, pero también plantea preguntas sobre la forma en que se elige recordar el pasado. Mientras que algunos ven en estas decisiones un acto de reivindicación histórica, otros advierten sobre los peligros de glorificar figuras con un pasado tan controvertido. La complejidad de la historia ucraniana y su relación con Rusia sigue siendo un tema candente que influye en la política y la sociedad contemporáneas.