La reciente decisión del gobierno israelí de duplicar el número de asentamientos judíos en los Altos del Golán ha suscitado una fuerte condena por parte de Turquía, que considera esta acción como un grave motivo de preocupación. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha justificado esta expansión como una medida necesaria para la seguridad del Estado de Israel, afirmando que continuarán «manteniendo y haciendo florecer» la región ocupada.
La ofensiva israelí en la zona de separación entre Siria y los Altos del Golán se intensificó tras el colapso del gobierno de Bashar al-Assad en Damasco, lo que ha permitido la proliferación de grupos militantes como Hayat Tahrir al-Sham (HTS). En este contexto, las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) han llevado a cabo incursiones y bombardeos en territorio sirio, dirigidos a instalaciones militares y depósitos de armas, con el objetivo de evitar que estas caigan en manos de grupos armados, algunos de los cuales cuentan con el respaldo de Ankara.
Reacciones internacionales y contexto histórico
El Ministerio de Relaciones Exteriores turco ha calificado la decisión de Netanyahu como un «nuevo paso en la meta de Israel de expandir sus fronteras mediante la ocupación». Esta postura se alinea con la perspectiva de muchos países que ven en las acciones israelíes un obstáculo para la paz y la estabilidad en la región. La comunidad internacional, con la excepción notable de Estados Unidos, no reconoce la soberanía israelí sobre los Altos del Golán, un territorio que fue arrebatado a Siria durante la Guerra de los Seis Días en 1967 y que fue anexionado unilateralmente por Israel en 1981.
La situación en los Altos del Golán es compleja, con aproximadamente 20,000 colonos judíos coexistiendo con una población similar de drusos sirios. La presencia de asentamientos judíos en esta área es considerada ilegal bajo el derecho internacional, lo que añade una capa de tensión a un conflicto ya de por sí volátil. La respuesta de Ankara, que ha instado a la comunidad internacional a tomar medidas adecuadas contra las acciones del gobierno de Netanyahu, refleja una preocupación más amplia sobre el impacto de estas decisiones en la dinámica regional.
En este contexto, es fundamental considerar las implicaciones de las políticas israelíes no solo para Siria, sino también para la estabilidad de toda la región, donde las tensiones históricas y los intereses geopolíticos continúan moldeando el futuro de los pueblos involucrados.
