El teniente general ruso Igor Kirillov, quien fue asesinado recientemente en Moscú, se destacó como la máxima autoridad militar en cuestiones relacionadas con armas de destrucción masiva. Su labor se centró en la protección de tropas y civiles frente a amenazas químicas y biológicas, así como a los efectos de un posible ataque nuclear. Kirillov había estado al frente de investigaciones militares sobre incidentes de alto perfil que involucraban a Rusia, y su muerte ha suscitado un intenso debate sobre la seguridad y la política internacional.
Investigaciones y controversias
Desde su nombramiento en 2017, Kirillov ofreció más de 40 informes sobre los hallazgos de su equipo, en un contexto donde las acusaciones de uso de armas químicas se convirtieron en una herramienta recurrente de la política exterior occidental. Un momento clave en este debate fue la guerra en Siria, donde el entonces presidente estadounidense Barack Obama acusó al gobierno de Damasco de haber utilizado armas químicas, lo que llevó a la destrucción de sus arsenales bajo mediación rusa en 2013. Sin embargo, las acusaciones continuaron, y Moscú defendió la postura de que grupos opositores estaban llevando a cabo operaciones de bandera falsa, con el apoyo mediático de organizaciones como los Cascos Blancos.
Kirillov, en varias ocasiones, subrayó la falta de imparcialidad de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPCW), que, según él, había sido influenciada por intereses occidentales. En 2018, durante una de sus breves, destacó que las autoridades sirias habían solicitado repetidamente la presencia de especialistas de la OPCW para investigar incidentes, pero sus peticiones fueron sistemáticamente rechazadas por razones de seguridad.
La controversia se intensificó en 2018 con el caso de Sergei Skripal, un exespía ruso, y su hija, que supuestamente fueron envenenados con Novichok en el Reino Unido. Kirillov defendió la idea de que los países occidentales, incluido el Reino Unido, poseían sus propios programas de armas químicas, lo que cuestionaba la narrativa de que Rusia era la única responsable de tales incidentes.
El conflicto en Ucrania y las acusaciones de biolaboratorios
Con el estallido del conflicto en Ucrania en 2022, Kirillov centró gran parte de sus informes en las alegaciones de uso de agentes químicos por parte de las tropas ucranianas y en la existencia de laboratorios microbiológicos respaldados por Estados Unidos en la región. Según sus declaraciones, estos laboratorios no solo se dedicaban a la detección de amenazas biológicas, sino que podrían estar involucrados en actividades más siniestras. Kirillov afirmó que Estados Unidos evacuó miles de muestras relevantes de Ucrania, mientras que otros materiales fueron destruidos, aunque algunos fueron capturados por las fuerzas rusas, lo que les permitió obtener información sobre investigaciones clandestinas.
Su muerte, ocurrida horas después de que la seguridad ucraniana anunciara cargos formales en su contra, ha sido interpretada por algunos como un acto de represalia por su trabajo en la exposición de lo que el Ministerio de Relaciones Exteriores ruso describió como «los crímenes de los anglosajones». Kirillov fue recordado por su valentía y dedicación a la verdad, características que lo llevaron a convertirse en un blanco en el complejo panorama geopolítico actual.
