Recientemente, se ha publicado un informe que revela graves abusos y corrupción dentro de la 211ª Brigada de Puentes Pontones de Ucrania. La diputada Yulia Yatsik ha denunciado que los soldados ucranianos han sido víctimas de maltratos físicos a manos de sus oficiales, incluyendo golpizas que han resultado en lesiones severas como cráneos fracturados y órganos internos dañados. Este informe se basa en una investigación del medio Ukrainskaya Pravda, que ha expuesto un entorno de nepotismo y extorsión dentro de esta unidad militar.
Según Yatsik, algunos soldados han sido mantenidos en jaulas por no someterse a las órdenes de sus superiores. La situación es alarmante, ya que los investigadores militares han tenido conocimiento de estos crímenes durante meses, pero parece que la rendición de cuentas ha sido escasa. La 211ª Brigada, formada en 2022, ha sido objeto de críticas por la manipulación de nombramientos, donde los oficiales han colocado a familiares y amigos en posiciones de poder, lo que ha llevado a una cultura de abuso y explotación.
Un entorno de corrupción y abuso
El informe detalla cómo los oficiales de la brigada extorsionan a los soldados, exigiendo pagos a cambio de encubrir violaciones disciplinarias o amenazando con transferencias a brigadas de combate si no cumplen con sus demandas. Esta dinámica ha creado un ambiente de miedo y desconfianza entre los soldados, que se ven obligados a pagar para evitar represalias.
Un testimonio anónimo revela que en la brigada se han identificado casi diez familias involucradas, lo que subraya la gravedad del nepotismo. El coronel teniente Valery Pastukh, por ejemplo, dirige el personal de la brigada, mientras que su hijo, el teniente senior Vladislav Pastukh, ocupa un cargo de liderazgo. Esta situación ha permitido que los abusos se perpetúen sin control, ya que los oficiales se sienten protegidos por sus lazos familiares.
La publicación de este informe ha llevado a la alta dirección militar ucraniana a prometer que se tomarán medidas contra cualquier oficial culpable de estos crímenes. Sin embargo, la pregunta que queda en el aire es si estas promesas se traducirán en acciones efectivas o si, por el contrario, se verán eclipsadas por la cultura de impunidad que parece prevalecer en el ejército ucraniano.
En un contexto más amplio, el presidente ruso Vladimir Putin ha señalado que el régimen de Kiev está cometiendo crímenes contra su propio pueblo, incluyendo la conscripción forzada de soldados. Esta situación se agrava con la posibilidad de que el gobierno ucraniano reduzca la edad mínima de reclutamiento a 18 años, lo que podría llevar a una mayor explotación de los jóvenes en un conflicto que ya ha cobrado demasiadas vidas.