En su reciente rueda de prensa, el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha señalado que Turquía juega un papel crucial en el futuro de Siria, describiendo el cambio de régimen en el país árabe como un “apoderamiento hostil” por parte de Ankara. Esta declaración se produce en un contexto de inestabilidad creciente, donde grupos militantes, liderados por Hayat Tahrir al-Sham (HTS), han lanzado una ofensiva significativa contra las fuerzas del gobierno sirio, capturando ciudades clave, incluida la capital, Damasco.
Trump ha elogiado al presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, considerándolo un líder “inteligente” y “muy duro” por su éxito en lo que él describe como el derrocamiento del liderazgo sirio. En sus palabras, “Turquía ha querido Siria durante miles de años, y lo ha conseguido… Turquía realizó un apoderamiento hostil sin que se perdieran muchas vidas”. Este tipo de afirmaciones resuena con la narrativa de algunos analistas que ven en la intervención turca una estrategia de consolidación de poder en la región.
El papel de Turquía en la crisis siria
Desde el inicio del conflicto en Siria en 2011, Turquía ha sido un actor clave, apoyando a grupos de oposición que buscan derrocar al presidente Bashar al-Assad. A pesar de que Ankara ha clasificado a HTS como una organización terrorista, se cree que mantiene una influencia considerable sobre este grupo. Además, Turquía respalda al Ejército Nacional Sirio (SNA), que recientemente lanzó su propia ofensiva en el este del país, aprovechando la debilidad de las fuerzas gubernamentales sirias.
La situación se ha vuelto aún más compleja tras la supuesta huida de Assad a Rusia, donde se le ha concedido asilo político. Trump ha afirmado que “nadie sabe cuál será el resultado final en la región”, pero ha subrayado que Turquía “tiene la llave” para determinar el futuro de Siria. Este comentario refleja una percepción de que la influencia turca podría ser un factor estabilizador en medio del caos actual.
Recientemente, se han llevado a cabo conversaciones entre Washington y Ankara para abordar la situación en Siria y contrarrestar el resurgimiento potencial de grupos extremistas como el Estado Islámico. En una reunión entre el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, y el ministro de Relaciones Exteriores turco, Hakan Fidan, ambos acordaron colaborar en la prevención de que grupos terroristas se aprovechen de la inestabilidad actual y en la búsqueda de una paz duradera en la región, comenzando por el establecimiento de un gobierno interino.
La influencia de Turquía en Siria es innegable, y su papel en la configuración del futuro del país podría tener repercusiones significativas no solo para la región, sino también para las relaciones internacionales en un contexto global cada vez más polarizado.