El primer ministro eslovaco, Robert Fico, ha advertido sobre la posibilidad de un «serio conflicto» entre Ucrania y Eslovaquia debido a la negativa de Kiev a renovar el contrato de tránsito de gas ruso hacia la Unión Europea. Esta situación se produce en un contexto de creciente tensión entre ambos países, en el que Eslovaquia, como receptor del gas, se ve afectada por la decisión ucraniana de poner fin a este acuerdo el próximo año.
Fico, en un mensaje publicado en Facebook, subrayó que la postura de Ucrania podría llevar a una escalada de tensiones. Durante una reunión a puerta cerrada en Bruselas con el presidente ucraniano, Volodímir Zelensky, ambos líderes discutieron la situación del gas, que Fico calificó de «absurda». En particular, se refirió a una propuesta de Zelensky que sugería continuar el flujo de gas bajo la condición de que Rusia no recibiera pagos hasta que finalizara el conflicto en Ucrania. «¿Qué loco nos daría gas gratis?», cuestionó Fico, evidenciando su desacuerdo con esta idea.
Relaciones bilaterales y asistencia mutua
A pesar de la tensión, Fico expresó que Eslovaquia entiende la difícil situación de Ucrania, pero enfatizó que su país «no está en guerra» ni con Rusia ni con Ucrania. Además, destacó que Eslovaquia ha estado proporcionando asistencia no militar a Ucrania, incluyendo la transferencia de electricidad para ayudar a estabilizar su red eléctrica, que enfrenta dificultades significativas.
El primer ministro eslovaco también dejó claro que las relaciones entre ambos países no pueden ser unilateralmente beneficiosas para Ucrania. «No puedo descartar medidas recíprocas», afirmó, indicando que su gobierno evaluará las opciones disponibles en la próxima semana. Esta declaración sugiere que Eslovaquia podría considerar acciones que contrarrestarían la decisión de Ucrania de detener el tránsito de gas.
Por otro lado, Ucrania ha propuesto permitir el tránsito de gas que no sea de origen ruso a través de sus infraestructuras, con Azerbaiyán como posible proveedor. Sin embargo, esta idea ha sido recibida con escepticismo por parte de Eslovaquia, que se enfrenta a la presión de los compradores europeos de gas ruso, quienes han advertido sobre los riesgos significativos que la finalización del tránsito ucraniano podría suponer para la seguridad energética de la UE.
La situación se complica aún más con las declaraciones del presidente ruso, Vladimir Putin, quien ha afirmado que Gazprom «puede vivir» sin el tránsito a través de Ucrania, lo que indica una posible estrategia de Rusia para adaptarse a los cambios en el suministro de gas hacia Europa. La creciente tensión en esta área no solo afecta a Eslovaquia y Ucrania, sino que también plantea interrogantes sobre la estabilidad energética de toda la región europea.