A pesar de su reputación como insectos molestos, las moscas desempeñan un papel crucial como polinizadores en nuestro ecosistema. Un estudio reciente dirigido por científicos de la Universidad Estatal de Pensilvania ha revelado que estos insectos son cada vez más vulnerables a las altas temperaturas globales, un hallazgo que podría tener implicaciones significativas para la agricultura y la biodiversidad.
El estudio sobre la tolerancia al calor de polinizadores
En la investigación publicada en el Journal of Melittology, un equipo internacional de expertos analizó la tolerancia al calor de diversas especies de abejas y moscas en regiones tropicales y subtropicales de América. Los resultados indican que las moscas enfrentan un mayor riesgo debido al aumento de las temperaturas en comparación con las abejas, que pueden soportar temperaturas más altas y tienen un rango de hábitat más amplio.
La profesora Margarita López-Uribe, especialista en salud de polinizadores y autora principal del estudio, enfatiza la importancia de ambos grupos de insectos para la polinización de plantas tanto silvestres como agrícolas. Sin embargo, su declive es alarmante, motivado por la pérdida de hábitat, el uso de pesticidas, enfermedades y la creciente amenaza del cambio climático.
Las moscas, aunque a menudo pasan desapercibidas, son esenciales para la salud y diversidad de los ecosistemas naturales. Facilitando la reproducción de numerosas especies vegetales, garantizan un suministro de alimento y hábitat para otros organismos. Además, son fundamentales en la agricultura; por ejemplo, son los principales polinizadores de los árboles de cacao, de los cuales se extrae el chocolate.
Un análisis de 2020 sobre cultivos a nivel global reveló que los 105 cultivos más plantados que dependen de polinizadores tienen un valor económico bruto superior a 800 mil millones de dólares, abarcando una amplia variedad de frutas, verduras y nueces consumidas mundialmente. Las moscas, en particular las sírfidos y las moscas de la carne, ocupan un lugar destacado, justo detrás de las abejas, como polinizadores clave.
“Es hora de reconocer más el papel de las moscas como polinizadores”, afirma López-Uribe. “Tienen un rol significativo, pero no reciben la atención que merecen y son vulnerables de las mismas maneras que las abejas”.
Los insectos son especialmente susceptibles a las temperaturas crecientes, ya que tienen una capacidad limitada para regular su temperatura corporal. Para comprender cómo diferentes especies de polinizadores podrían adaptarse al aumento de las temperaturas globales, los investigadores estudiaron el «máximo térmico crítico» (CTMax) de abejas y moscas, es decir, la temperatura máxima que pueden soportar antes de perder la capacidad de moverse.
Los resultados mostraron que las abejas pueden tolerar temperaturas significativamente más altas, con un CTMax promedio de 2,3 grados Celsius superior al de las moscas. Además, se observó que la hora del día influía en la tolerancia al calor de las abejas, siendo más altas en las horas más frescas de la mañana en comparación con las actividades en las tardes calurosas.
Los investigadores recolectaron datos durante los confinamientos de la pandemia de COVID-19, lo que permitió a estudiantes internacionales del proyecto recoger información en sus países de origen. Esta situación, aunque un desafío, se convirtió en una ventaja, ya que permitió estudiar especies de abejas y moscas en todo el continente americano.
Los hallazgos también sugieren que las moscas y abejas de áreas tropicales de gran altitud, como Cajicá en Colombia, tienen menores valores de CTMax que sus contrapartes en regiones subtropicales, como California y Texas. Esto indica que los insectos en entornos más frescos y de gran altitud podrían ser más vulnerables a incluso pequeños aumentos de temperatura.
Según López-Uribe, “en entornos alpinos y subárticos, las moscas son el principal polinizador. Este estudio muestra que hay regiones enteras que podrían perder a su polinizador primario a medida que el clima se calienta, lo que podría ser catastrófico para esos ecosistemas”.