Las tensiones en la región de Kursk, Rusia, han escalado tras un ataque con misiles llevado a cabo por las fuerzas ucranianas en la localidad de Rylsk, que ha dejado un saldo trágico de seis muertos, entre ellos un niño, y diez heridos. El ataque, que se produjo el pasado viernes, fue confirmado por el gobernador interino de la región, Aleksandr Khinshtein, quien indicó que se utilizaron misiles HIMARS de fabricación estadounidense.
El impacto de los misiles ha causado daños significativos en la infraestructura civil de la ciudad, afectando un centro cultural, una escuela primaria y las instalaciones del Colegio de Aviación de Rylsk. Además, se reportaron ventanas destrozadas en edificios de apartamentos y daños en numerosas viviendas y vehículos, lo que ha generado una situación de emergencia en la zona.
Reacciones y consecuencias del ataque
Khinshtein describió el suceso como una «gran tragedia para todos nosotros» a través de un mensaje en su canal de Telegram. El gobernador también mencionó que las labores de los servicios de emergencia se han visto complicadas por ataques adicionales de las fuerzas armadas ucranianas en la región. A pesar de la devastación, Khinshtein expresó su confianza en que los responsables del ataque enfrentarán las consecuencias y que la infraestructura dañada será reparada.
En redes sociales, varios canales de Telegram y medios rusos han compartido imágenes y videos que muestran la devastación posterior al ataque, incluyendo vehículos en llamas y edificios dañados. Rylsk, una localidad situada a unos 30 kilómetros de la frontera ucraniana, cuenta con una población aproximada de 15,000 habitantes.
Este ataque se produce en un contexto de creciente actividad militar en la región, donde las tropas ucranianas han estado presentes desde el 6 de agosto, con un contingente estimado de 35,000 soldados. Aunque el control territorial ucraniano ha ido disminuyendo en los últimos meses, aún mantienen presencia en algunas áreas de la región de Kursk.