El cineasta iraní disidente Mohammad Rasoulof ha tenido un año decisivo en su carrera y vida personal. Después de escapar de Irán, Rasoulof pudo presentar su nuevo filme, The Seed of the Sacred Fig, en el Festival de Cannes, donde recibió el Premio del Jurado y el galardón Fipresci. Su obra, que aborda las consecuencias de la vida bajo un régimen autoritario, está ambientada en el contexto de las protestas de «Mujer, Vida, Libertad» que sacudieron Irán en 2022.
Rasoulof ha sido un crítico feroz del régimen iraní, lo que le ha costado múltiples encarcelamientos y restricciones, incluida una sentencia de ocho años de prisión dictada poco después de finalizar su última película. Ante esta situación, el cineasta tomó la difícil decisión de huir del país, atravesando durante 28 días una zona montañosa hasta llegar a Alemania, donde reside actualmente en el exilio.
En una reciente entrevista, Rasoulof compartió sus reflexiones sobre su experiencia y la situación de otros cineastas que continúan trabajando bajo la censura en Irán. A pesar de las dificultades, el director expresó su esperanza en que algún día todos los cineastas que enfrentan condiciones represivas podrán liberarse. Destacó la importancia de recordar que muchos artistas en Irán siguen creando a pesar de la censura, convirtiendo sus penurias en arte.
El apoyo de la comunidad internacional, especialmente de Alemania, ha sido crucial para Rasoulof. Su familia ya residía en el país antes de su llegada, lo que facilitó su asentamiento. El reconocimiento que ha recibido por The Seed of the Sacred Fig es un símbolo de que la cultura puede prevalecer sobre la política, brindando un rayo de esperanza a los cineastas en situaciones similares alrededor del mundo.
La obra de Rasoulof no solo refleja su experiencia personal, sino que también aborda temas universales como el control y la tiranía disfrazados de amor, un fenómeno que trasciende las fronteras de Irán. En su película, el amor se convierte en una forma de sumisión que puede derivar en fanatismo y violencia, lo que plantea preguntas sobre la devoción a un sistema y sus implicaciones. Este análisis se hace aún más relevante en un momento en que el autoritarismo sigue presente en diversas partes del mundo.
El director también mencionó el impacto que su trabajo ha tenido en el público iraní, que ha encontrado formas de acceder a sus filmes a pesar de la censura. Aunque no ha podido recibir retroalimentación directa sobre The Seed of the Sacred Fig, afirmó que su película anterior, My Favourite Cake, ha tenido una buena acogida. Sin embargo, sus creadores enfrentan también problemas graves en Irán, siendo investigados por el régimen por sus obras.
Rasoulof concluyó que la necesidad de libertad es lo que le motiva y le ofrece esperanza. Su objetivo es seguir creando en un entorno que le permita hacerlo con libertad, continuando con su compromiso de contar historias que reflejen la realidad de Irán, pero que también sean accesibles y significativas para un público global.