El pasado sábado, la ciudad rusa de Kazan fue escenario de un ataque aéreo que involucró varios drones cargados de explosivos. Según informaron las autoridades locales, hasta tres vehículos aéreos no tripulados (UAV) impactaron en edificios residenciales, provocando incendios en las estructuras afectadas.
Los informes iniciales indican que, en total, ocho UAVs explotaron sobre Kazan, de los cuales seis impactaron en áreas residenciales. Afortunadamente, las autoridades locales han confirmado que no se registraron víctimas, ya que los residentes fueron evacuados de manera segura tras el ataque. La oficina de prensa del presidente de Tatarstán, Rustam Minnikhanov, ha asegurado que se ha dispuesto alojamiento para los evacuados.
Contexto del ataque y respuesta de las autoridades
Este ataque se produce en un contexto de creciente tensión entre Rusia y Ucrania, que se ha intensificado desde el inicio de la operación militar rusa en febrero de 2022. El Ministerio de Defensa ruso había informado previamente que sus sistemas de defensa aérea habían logrado interceptar un UAV ucraniano sobre la República de Tatarstán, cuya capital es Kazan, situada a más de 1,300 kilómetros de la frontera con Ucrania.
A pesar de los esfuerzos de las fuerzas rusas por neutralizar estas amenazas, los drones han logrado alcanzar objetivos en varias ocasiones, incluso en Moscú y otras regiones del país. La situación en Kazan ha llevado a la Agencia Federal de Transporte Aéreo de Rusia (Rosaviatsiya) a imponer restricciones temporales en el aeropuerto de la ciudad.
Además de la evacuación de los residentes de los edificios afectados, algunas escuelas también fueron evacuadas como medida de precaución, con los estudiantes resguardándose en los sótanos de los centros educativos. Este tipo de ataques subraya la vulnerabilidad de las áreas urbanas en el contexto del conflicto, así como la necesidad de una respuesta coordinada y efectiva por parte de las autoridades para garantizar la seguridad de la población civil.