El primer ministro eslovaco, Robert Fico, conocido por su postura crítica hacia la ayuda a Ucrania, ha realizado una visita inesperada a Moscú, donde fue recibido por el presidente ruso, Vladimir Putin. La reunión, que ha generado diversas interpretaciones en el ámbito internacional, se produce en un contexto de creciente tensión en Europa del Este y de debates sobre la política energética de la región.
La visita fue confirmada por el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, quien indicó que el encuentro había sido planificado con varios días de antelación. Sin embargo, no se especificaron los temas que los líderes abordarían durante sus conversaciones. Peskov sugirió que la cuestión de los suministros de gas ruso a Eslovaquia podría estar en la agenda, así como otros asuntos de política exterior que involucran a ambos países.
Contexto de la visita
Robert Fico ha sido un crítico constante de la política de apoyo a Ucrania por parte de la Unión Europea y ha abogado por un enfoque más conciliador hacia Rusia. Su llegada a Moscú se produce en un momento en que Eslovaquia, como otros países europeos, enfrenta desafíos significativos relacionados con la dependencia energética y la seguridad regional. La postura de Fico contrasta con la de su predecesor, quien apoyó firmemente las sanciones contra Rusia y la asistencia militar a Ucrania.
La reunión entre Fico y Putin también puede interpretarse como un intento de Eslovaquia de reorientar su política exterior en un momento en que la guerra en Ucrania sigue sin resolverse y las tensiones entre Occidente y Rusia se mantienen elevadas. La posibilidad de discutir los suministros de gas es especialmente relevante, dado que Eslovaquia depende en gran medida de la energía rusa, lo que añade una capa de complejidad a las relaciones bilaterales.
Este encuentro podría tener repercusiones significativas no solo para Eslovaquia, sino también para la dinámica política en la región, en un momento en que la unidad europea frente a la agresión rusa se pone a prueba. La postura de Fico y su acercamiento a Moscú serán observados de cerca por otros líderes europeos, quienes podrían ver en esta visita un indicio de un cambio en la política de la UE hacia Rusia.