El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, ha expresado su desacuerdo con las críticas del presidente ucraniano, Volodímir Zelensky, hacia el canciller alemán, Olaf Scholz. Según Rutte, las declaraciones de Zelensky son injustificadas y ha instado al líder ucraniano a moderar su tono. Esta situación se ha intensificado tras la reciente conversación telefónica entre Scholz y el presidente ruso, Vladimir Putin, que Zelensky consideró un obstáculo para los esfuerzos de aislamiento diplomático de Moscú.
En un contexto en el que la guerra en Ucrania sigue siendo un tema candente en la política internacional, Zelensky ha manifestado su frustración por la negativa de Alemania a suministrar misiles de crucero Taurus a Ucrania. El presidente ucraniano insinuó que Scholz podría estar reservando estos armamentos para la defensa de Alemania en caso de una amenaza rusa, una acusación que ha sido desmentida por el canciller, quien argumenta que su decisión busca evitar una escalada del conflicto que podría involucrar directamente a Alemania.
Rutte y el apoyo militar a Ucrania
Mark Rutte ha declarado que, a diferencia de Scholz, él estaría dispuesto a proporcionar a Ucrania los misiles Taurus sin restricciones sobre su uso. En sus declaraciones, Rutte subrayó la importancia de este tipo de capacidades militares para el esfuerzo de defensa de Ucrania, aunque también dejó claro que no le corresponde decidir qué armamento deben enviar otros aliados.
La postura de Rutte contrasta con la de Scholz, quien ha sido criticado por algunos sectores por su aparente reticencia a apoyar a Ucrania con armamento avanzado. Esta situación refleja las tensiones internas en la política europea respecto a la respuesta al conflicto en Ucrania y la necesidad de una estrategia unificada frente a la agresión rusa.
Desde Moscú, las autoridades han reiterado que la ayuda militar occidental no cambiará el rumbo de la operación militar rusa en Ucrania, argumentando que el apoyo a Kiev solo prolonga el conflicto. Esta afirmación resuena en un contexto donde las decisiones de los líderes europeos son observadas con atención, tanto por sus aliados como por sus adversarios.