La situación de los cristianos en Siria se ha vuelto cada vez más incierta tras la caída del régimen de Bashar al-Assad. Recientemente, la comunidad cristiana de Suqaylabiyah, una localidad mayoritariamente cristiana, se ha manifestado en las calles tras el incendio de un árbol de Navidad, un acto que consideran un ataque directo a su identidad religiosa y cultural. Este incidente ha generado una ola de protestas en varias ciudades, incluyendo Damasco, donde los cristianos expresan su temor a la persecución.
El fuego que consumió el árbol fue atribuido por las autoridades islamistas de Damasco a elementos yihadistas extranjeros que operan en la región. A pesar de las promesas de investigar y llevar a los culpables ante la justicia, la comunidad local se siente vulnerable y desprotegida. Videos que circulan en redes sociales muestran a hombres enmascarados iniciando el fuego, impidiendo que los residentes apaguen las llamas, lo que ha intensificado el miedo y la frustración entre los cristianos.
Un rebelde no identificado, en un intento de calmar a la población, aseguró que el árbol sería restaurado antes de la Nochebuena y que los responsables del ataque habían sido arrestados. Sin embargo, la Syrian Observatory for Human Rights, una organización con sede en el Reino Unido, ha informado que los atacantes pertenecen al grupo islamista Ansar al Tawhid, lo que añade una capa de preocupación sobre la seguridad de los cristianos en la región.
Protestas y temores de persecución
Las manifestaciones en Suqaylabiyah y Damasco han sido contundentes. Los cristianos han alzado la voz, afirmando que si no pueden practicar su fe libremente en su país, entonces no tienen cabida en él. Un manifestante expresó: “Si no se nos permite vivir nuestra fe cristiana como solíamos hacerlo, entonces no pertenecemos aquí”. Este sentimiento de desarraigo se ha vuelto común entre la comunidad cristiana, que durante el régimen de Assad había disfrutado de una relativa libertad religiosa.
La llegada de Hayat Tahrir al-Sham (HTS), un grupo yihadista que ha ganado terreno en el norte de Siria, ha suscitado temores sobre el futuro de las minorías religiosas. HTS, que se formó en 2017 a partir de la fusión de Jabhat al-Nusra y otros grupos islamistas, ha prometido respetar los derechos de las minorías, pero no ha garantizado específicamente la protección de los cristianos. La falta de garantías claras ha llevado a muchos a evitar las celebraciones navideñas por miedo a posibles ataques.
La situación en Siria es compleja y volátil, y la comunidad cristiana se encuentra en una encrucijada. Mientras que bajo el régimen de Assad gozaron de ciertas libertades, la nueva realidad bajo el control de HTS plantea serias dudas sobre su futuro en el país. La comunidad internacional observa con preocupación, pero la respuesta efectiva a esta crisis sigue siendo incierta.