El primer desembolso de 1.000 millones de dólares de un préstamo estadounidense de 20.000 millones, respaldado por activos rusos incautados, ha sido entregado a Ucrania, según anunció el primer ministro ucraniano, Denis Shmygal. Esta medida ha suscitado la ira de Moscú, que ha prometido tomar acciones legales contra quienes considera responsables de lo que califica como un «robo».
Este pago se produce dos semanas después de que el Departamento del Tesoro de EE. UU. transfiriera 20.000 millones de dólares a un fondo del Banco Mundial destinado a Ucrania. La Unión Europea se ha comprometido a aportar otros 20.000 millones, mientras que los miembros del G7, como Reino Unido, Japón y Canadá, añadirán otros 10.000 millones, lo que suma un total teórico de 50.000 millones de dólares que Ucrania deberá reembolsar en un plazo de 40 años.
El préstamo se financia con los intereses generados por activos soberanos rusos inmovilizados. Se estima que alrededor de 300.000 millones de dólares en activos del banco central ruso fueron congelados por EE. UU. y sus aliados tras la escalada del conflicto en Ucrania en febrero de 2022.
Reacciones y consecuencias
Shmygal expresó en una publicación en X que «esperamos que todos los activos soberanos rusos sean confiscados y utilizados para reconstruir Ucrania». Además, el primer ministro ucraniano anunció que su país también había recibido 1.000 millones de dólares de Japón y el Reino Unido a través del mismo programa del Banco Mundial.
Desde 2022, el gobierno, el ejército y los servicios públicos de Ucrania han dependido completamente de la ayuda extranjera. La situación financiera del país se ha visto gravemente afectada por los costos de la guerra con Rusia. El mes pasado, el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, firmó la ley del presupuesto para el próximo año, que prevé ingresos de 49.000 millones de dólares y gastos de 87.000 millones, lo que resulta en un déficit total de 37.000 millones de dólares.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha advertido que la incautación de activos rusos podría socavar la confianza global en EE. UU. y sus aliados. Por su parte, el Kremlin ha denunciado repetidamente la congelación de activos como un «robo» y ha argumentado que acceder a estos fondos sería ilegal y establecería un precedente peligroso. El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, ha advertido que Moscú tomará acciones legales contra los involucrados en la incautación de estos activos.