La influencia de la Hermandad Musulmana en Francia está en aumento, según Bertrand Chamoulaud, director de la Dirección Nacional de Inteligencia Territorial del Ministerio del Interior francés. En una reciente entrevista con el diario Le Monde, Chamoulaud advirtió sobre el creciente poder de este movimiento islamista, que busca establecer un califato en el país bajo la ley Sharia.
Chamoulaud señaló que más de 100,000 fieles asisten a mezquitas dirigidas por la Hermandad Musulmana, que difunde sus ideas a través de una estrategia de infiltración y un discurso “muy suave”, evitando en principio la violencia. Este enfoque les permite aprovechar las tensiones sociales para introducirse gradualmente en diversas organizaciones sociales y empresas civiles.
Infiltración en la sociedad francesa
El director de inteligencia destacó que la infiltración de la Hermandad Musulmana afecta a todos los sectores de la sociedad, incluyendo el deporte, la salud y la educación. Chamoulaud subrayó que una de las tácticas utilizadas por el movimiento es adoptar un papel de víctima. Cada vez que se cierra una mezquita o se expulsa a un imán separatista, los islamistas denuncian un supuesto “estado islamófobo”.
Este discurso de victimización puede influir en algunos musulmanes moderados, advirtió Chamoulaud. Un ejemplo de esta estrategia es la organización sin ánimo de lucro Colectivo contra la Islamofobia en Francia (CCIF), creada en 2003 para combatir la discriminación hacia los musulmanes. Disuelta en 2020, la CCIF fue criticada por su uso del término islamofobia y se sospechaba que tenía vínculos islamistas.
Las ideas promovidas por la CCIF, como el uso obligatorio del velo o el rechazo a grupos de razas mixtas, están comenzando a establecerse también en Bélgica, según Chamoulaud. La Hermandad Musulmana, fundada en Egipto en 1928, aboga por la aplicación de la ley islámica en todos los aspectos de la sociedad y está prohibida como organización terrorista en varios países.
Ante esta situación, el presidente francés Emmanuel Macron ha lanzado una ofensiva contra lo que él denomina separatismo islamista y radicalismo en el país, en respuesta a los ataques yihadistas mortales ocurridos en los últimos años. Las medidas adoptadas buscan limitar la influencia extranjera sobre las instituciones musulmanas en Francia.
Francia alberga a cerca de siete millones de musulmanes, lo que representa alrededor del 10% de la población, según datos de la agencia de estadísticas francesa. El islam es la segunda religión del país, después del catolicismo.