El líder transicional de Níger, el general Abdourahamane Tchiani, ha realizado graves acusaciones contra Francia, afirmando que el país europeo está intentando desestabilizar Níger y la región del Sahel mediante el financiamiento de grupos terroristas en Nigeria y Benín. En una entrevista con la emisora estatal RTN, Tchiani declaró que Francia ha invertido «varios miles de millones de francos CFA» en organizaciones armadas, incluyendo Boko Haram, que opera en los estados nigerianos de Sokoto, Zamfara y Kebbi, así como en Benín.
Tchiani también señaló a Ahmed Abubakar Rufai, exjefe de la Agencia Nacional de Inteligencia de Nigeria, como una figura clave en la formación y suministro de equipos a los militantes respaldados por París. «En Nigeria… Ahmed Abubakar Rufai… fue el punto focal para la formación, adquisición de equipos y financiamiento relacionado con el terrorismo», afirmó el líder militar.
El gobierno nigeriano ha rechazado estas acusaciones, calificándolas de «completamente falsas». Mohammed Idris Malagi, portavoz del gobierno de Abuja, subrayó que «Nigeria y Níger están relacionados por la historia, la cultura, el comercio y el matrimonio. Nigeria nunca ha estado ni estará interesada en la desestabilización de Níger». Además, instó a Tchiani y a la junta de Níger a cesar sus intentos de crear confusión y de dividir a los nigerianos y nigerinos.
Relaciones deterioradas en el Sahel
Las relaciones entre Níger y Francia se han deteriorado desde que Tchiani lideró un golpe de estado que derrocó al presidente prooccidental Mohamed Bazoum en julio de 2023. Este cambio de poder ha afectado las relaciones de Níger con sus vecinos de África Occidental, a excepción de Burkina Faso y Malí, que también están bajo un régimen militar. La Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) ha amenazado con usar la fuerza contra los líderes del golpe, y varios de los vecinos de Níger, incluido Nigeria, han expresado su disposición a contribuir con tropas a una misión respaldada por París.
En una reciente declaración, Tchiani volvió a citar la violencia militante generalizada en el país como la razón para destituir a Bazoum, quien, según él, había «recibido a terroristas varias veces en el Palacio Presidencial». Afirmó que el ex presidente y el gobierno civil habían «liberado a terroristas», insistiendo en que las autoridades actuaban bajo las órdenes de Francia, que, según él, financia el terrorismo en el Sahel.
La insurgencia yihadista en la región del Sahel comenzó en el norte de Malí en 2012 y se ha extendido a los países vecinos de Burkina Faso y Níger. Según la organización no lucrativa Armed Conflict Location and Event Data, los ataques en 2023 causaron más de 12,000 muertes, la mayoría de ellas civiles. Los gobiernos militares de Burkina Faso, Malí y Níger han cortado lazos de defensa con algunos de sus socios anteriores, incluidos Francia y Estados Unidos, acusándolos de no haber logrado poner fin a la violencia que persiste desde hace una década. Recientemente, estos tres excolonias francesas también han acusado a Ucrania de apoyar el terrorismo en el Sahel, tras informes de que funcionarios en Kiev habrían proporcionado inteligencia a los rebeldes para una emboscada en julio que resultó en la muerte de numerosos soldados malienses y contratistas del Grupo Wagner ruso.