El avance de las baterías en el almacenamiento de energía limpia
En 2024, se ha registrado un notable crecimiento en el uso de baterías para el almacenamiento de electricidad, una tecnología que representa un avance significativo en la lucha contra el cambio climático y la mejora de la calidad del aire. A finales de noviembre, Estados Unidos contaba con aproximadamente 24 gigavatios-hora de capacidad operativa, lo que supone un aumento del 71% en comparación con el mismo periodo del año anterior. Esta expansión es especialmente relevante en un contexto donde el uso de fuentes de energía renovable es cada vez más necesario para satisfacer la demanda energética sin comprometer la salud pública ni el medio ambiente.
La creciente dependencia de las plantas de «pico», que son generadores de electricidad que funcionan en momentos de alta demanda y que suelen estar alimentados por gas natural, presenta un desafío considerable. Estas plantas son a menudo sucias, ineficientes y costosas, y su uso se asocia a la emisión de contaminantes nocivos como óxidos de nitrógeno y dióxido de azufre, que contribuyen a problemas respiratorios como el asma. La activista Dariella Rodríguez, directora de una organización comunitaria en el Bronx, ha expresado su preocupación por la exposición de las comunidades más vulnerables a estos contaminantes, destacando que muchas de estas comunidades de bajos ingresos y de color viven cerca de estas instalaciones, lo que agrava su situación de justicia ambiental.
El almacenamiento de energía en baterías se presenta como una solución evidente para reducir la necesidad de estas plantas de pico. Según expertos en energía, las baterías permiten almacenar energía generada en momentos de baja demanda y liberarla cuando es más necesaria, lo que a su vez extiende el uso de energía limpia durante el día. Esta capacidad se vuelve crucial ante la creciente incertidumbre en los patrones climáticos y la proyección de un incremento de la demanda eléctrica en las próximas décadas. En este sentido, California lidera la implementación de esta tecnología en Estados Unidos, con más de 11 gigavatios-hora operativos, mientras que otros estados como Texas y Arizona también están haciendo progresos significativos en el desarrollo de instalaciones de almacenamiento. Sin embargo, a pesar de estos avances, muchas regiones aún no han aprovechado esta tecnología, lo que sugiere un potencial de crecimiento considerable en el futuro.
