Las elecciones nacionales y provinciales de Sudáfrica, celebradas el 29 de mayo de 2024, han marcado un punto de inflexión histórico en la política del país. Por primera vez desde 1994, el Congreso Nacional Africano (ANC) ha perdido su mayoría parlamentaria, un hecho que refleja el creciente descontento público hacia su liderazgo.
Con el 30 aniversario de las elecciones democráticas de 1994, que simbolizaron el fin del apartheid y el inicio del gobierno de mayoría, los comicios de 2024 han desestabilizado el statu quo político, dando paso a una era de gobernanza en coalición y lealtades fragmentadas.
El descenso del ANC
La derrota del ANC, que ha visto su apoyo caer al 40% de los votos, es un duro golpe para un partido que durante décadas fue sinónimo de esperanza y liberación. Escándalos de corrupción, una crisis energética que ha sumido al país en la oscuridad, crónicas escaseces de agua y una economía estancada han minado la confianza en el partido.
Las encuestas preelectorales ya anticipaban una caída por debajo del 50%, pero pocos esperaban una pérdida tan drástica. Esta situación ha obligado al ANC a formar un gobierno de coalición, un escenario impensable en su época de esplendor.
El nuevo gobierno de unidad nacional incluye una mezcla poco probable de adversarios ideológicos, con el ANC junto a la Alianza Democrática (DA), el Partido de la Libertad Inkatha (IFP), el Frente de la Libertad Plus, Build One South Africa (BOSA), la Alianza Patriótica y el Movimiento Democrático Unido (UDM). Esta alianza ha generado indignación entre muchos leales al ANC, quienes ven como una traición la asociación con partidos vinculados al régimen del apartheid.
Un factor decisivo en la caída del ANC ha sido la escisión interna liderada por el expresidente Jacob Zuma, quien ha fundado el partido uMkhonto weSizwe (MK), en honor al antiguo brazo armado del ANC. Bajo su liderazgo, el MK ha logrado captar el 14% de los votos, especialmente en KwaZulu-Natal, entre votantes desilusionados con el ANC.
Las críticas de Zuma hacia el actual líder del ANC, Cyril Ramaphosa, han profundizado las divisiones dentro del partido. Aunque Zuma ha mantenido su membresía en el ANC, su campaña paralela ha desviado votos cruciales, debilitando aún más la posición del partido. Analistas coinciden en que esta defección ha sido un factor determinante en la incapacidad del ANC para asegurar una mayoría.
Las elecciones de 2024 han visto un récord de 52 partidos compitiendo en la boleta nacional, lo que resalta la naturaleza fracturada y volátil del panorama político sudafricano. Sin embargo, la participación electoral ha caído a un histórico 58.6%, reflejando el descontento generalizado hacia la clase política. La DA se ha mantenido como la oposición oficial, obteniendo el 21.8% de los votos, aunque no logró alcanzar su ambicioso objetivo del 30%. Por su parte, los Luchadores por la Libertad Económica (EFF) también han perdido terreno, capturando solo el 9% del electorado, ya que el MK ha desviado apoyo de su base izquierdista.
Las propuestas radicales del MK, como la nacionalización de minas y la expropiación de tierras, han resonado con un segmento de la población que anhela un cambio profundo. A pesar de las acusaciones de fraude electoral por parte del entorno de Zuma, el ascenso del MK demuestra el creciente apetito por alternativas populistas.
Los resultados electorales no solo significan la caída del ANC, sino que también marcan el fin de la dominación de un solo partido en Sudáfrica y el inicio de la política de coalición. Es evidente que las ideologías de izquierda aún tienen un peso considerable, ya que el 65% de los votos se destinaron al ANC, al MK y al EFF en conjunto. Para muchos votantes de primera vez y «nacidos libres», el lema de 2024, «2024 es nuestro 1994», encapsula el deseo de una segunda liberación, esta vez de la mala gestión y las promesas incumplidas.
A medida que el ANC navega su papel disminuido dentro de un gobierno de coalición, el futuro de la política sudafricana permanece incierto. El año 2024 será recordado como el año en que Sudáfrica tomó un nuevo rumbo, aunque queda por ver si esta nueva era traerá el cambio tan anhelado por los votantes.