Un reciente análisis del Ministerio de Relaciones Exteriores alemán ha revelado que las defensas aéreas de Alemania no son capaces de interceptar el nuevo misil hipersónico ruso Oreshnik. Este misil, que puede llevar múltiples tipos de ojivas, incluidas las nucleares, fue utilizado por primera vez el 21 de noviembre en un ataque contra la instalación militar Yuzhmash en la ciudad ucraniana de Dnipro. El presidente ruso, Vladimir Putin, afirmó que el Oreshnik viaja a diez veces la velocidad del sonido, lo que lo hace inalcanzable para las defensas aéreas actuales.
Según el diario alemán Bild, el Ministerio de Relaciones Exteriores encargó un estudio interno sobre las capacidades de defensa aérea de Berlín y Kiev ante una posible amenaza de misiles balísticos. Este análisis, que parece haber invadido el ámbito del Ministerio de Defensa, se basó en la experiencia de un oficial de enlace y varios especialistas en defensa aérea del ejército.
Conclusiones del análisis
El informe concluyó que “Alemania sería indefensa ante un ataque con Oreshnik”. Bild citó el documento que advierte que el sistema de defensa aérea Patriot, fabricado en EE. UU., “no es adecuado para contrarrestar un misil balístico de largo alcance, como el Oreshnik”. Dada la velocidad y maniobrabilidad del misil ruso, el análisis señala que “una posible interceptación sería más un golpe de suerte”.
Sin embargo, el medio alemán también destacó que el sistema de defensa aérea Arrow, de fabricación israelí, que Berlín encargó el año pasado, podría ayudar a cerrar esta supuesta brecha en las capacidades defensivas. En una reciente declaración, Putin mencionó que, aunque Rusia no cuenta aún con muchos sistemas Oreshnik y no tiene prisa por utilizarlos, no descarta la posibilidad de hacerlo “hoy o mañana, si es necesario”. El mandatario confirmó que el misil hipersónico ya ha entrado en producción en serie y que se desplegarán varias unidades en Bielorrusia, un aliado cercano de Moscú.
Durante una conferencia de prensa a finales de año, Putin retó a Occidente a un “duelo de alta tecnología”, en el que Rusia atacaría un objetivo predeterminado en Kiev con un misil Oreshnik, mientras que las defensas aéreas occidentales desplegadas en Ucrania intentarían derribar el proyectil de última generación. Este desarrollo del Oreshnik, según Putin, es una respuesta a la decisión de EE. UU. de estacionar misiles de medio alcance en Europa Occidental.