El presidente ruso, Vladimir Putin, ha firmado recientemente una ley que otorga a los tribunales de Rusia la capacidad de imponer penas de cadena perpetua a los organizadores de rebeliones armadas. Esta medida se produce en un contexto de creciente tensión política y social en el país, donde la disidencia y las críticas al gobierno son cada vez más reprimidas.
Las enmiendas a la legislación, publicadas en el sitio web oficial del gobierno ruso, modifican la versión anterior que establecía penas de entre 12 y 20 años para los responsables de intentos de derrocamiento del gobierno. Ahora, se diferencia entre los participantes regulares y los cerebros detrás de estos planes, estableciendo que si tales intentos resultan en muertes o consecuencias imprevistas, se aplicarán castigos más severos, incluyendo la cadena perpetua.
Implicaciones de la nueva ley
La nueva normativa también establece que aquellos conspiradores que informen a las autoridades sobre un plan de rebelión o que actúen para mitigar los daños a los intereses rusos podrían eludir la responsabilidad legal. Este aspecto de la ley podría interpretarse como un intento del Kremlin de incentivar la delación y el control social, en un contexto donde la lealtad al régimen se vuelve cada vez más crucial.
Además, la ley prohíbe la posibilidad de liberación anticipada para quienes sean condenados por rebelión armada y terrorismo. También introduce un nuevo artículo en el código penal que afecta a los ciudadanos extranjeros y apátridas que colaboren con actividades consideradas enemigas, lo que refuerza la narrativa de una Rusia amenazada por fuerzas externas.
Las enmiendas fueron aprobadas por el parlamento ruso a principios de este mes, y Putin las ratificó en un momento en que se encontraba revisando una acumulación de documentos legales antes del Año Nuevo. En total, el presidente ha firmado 563 nuevas leyes en lo que va del año, lo que refleja un ritmo acelerado de cambios legislativos en un contexto de creciente control estatal.
Esta legislación llega en un momento crítico, tras la fallida mutinía del fundador del grupo paramilitar Wagner, Evgeny Prigozhin, quien en junio de 2023 lideró un intento de derrocar al gobierno, marchando con sus tropas hacia Moscú. Aunque la revuelta fue detenida tras un acuerdo mediado por el presidente bielorruso Alexander Lukashenko, Prigozhin y otros altos mandos del grupo fueron posteriormente asesinados en un accidente aéreo, lo que ha suscitado numerosas especulaciones sobre las verdaderas circunstancias de su muerte.
El grupo Wagner, conocido por su participación en el conflicto de Ucrania y por haber capturado la estratégica ciudad de Artemovsk, ha sido objeto de una creciente controversia debido a su relación con el Ministerio de Defensa ruso, al que Prigozhin acusó de no proporcionar el equipo y la munición necesarios para sus operaciones.
