Desde el 1 de enero, Bélgica será el primer país de la Unión Europea en prohibir la venta de cigarrillos electrónicos desechables, una medida que responde a preocupaciones tanto de salud pública como medioambientales. El ministro de Salud belga, Frank Vandenbroucke, ha señalado que estos dispositivos se han convertido en una amenaza para la salud, especialmente entre los jóvenes, quienes encuentran en ellos una vía fácil para iniciar el consumo de nicotina.
Vandenbroucke ha afirmado que los cigarrillos electrónicos desechables están diseñados para atraer a nuevos consumidores. “Los e-cigarrillos a menudo contienen nicotina, que causa adicción. La nicotina es perjudicial para la salud; estos son hechos”, ha declarado el ministro en una entrevista. Además de los riesgos para la salud, el impacto ambiental de estos productos se ha convertido en un tema de preocupación creciente. Según el ministro, el desecho de estos dispositivos, que incluyen plástico, baterías y circuitos, genera una carga significativa para el medio ambiente y produce residuos químicos peligrosos.
La decisión de Bélgica se alinea con un movimiento más amplio en la UE para abordar el uso de productos de tabaco y derivados, siguiendo el ejemplo de Australia, que ha implementado restricciones severas sobre la venta de vapes. Vandenbroucke ha instado a la Comisión Europea a adoptar nuevas iniciativas que modernicen la legislación sobre el tabaco en los 27 países miembros.
A pesar de las implicaciones económicas que una prohibición podría tener para la industria, algunos comercios que venden cigarrillos electrónicos muestran comprensión hacia la decisión. Steven Pomeranc, propietario de una tienda de vapes en Bruselas, ha comentado que aunque la prohibición puede suponer una pérdida financiera, existen alternativas viables en el mercado, como sistemas de pods recargables que podrían atraer a los clientes que antes optaban por productos desechables.
La prohibición de los cigarrillos electrónicos desechables en Bélgica marca un paso significativo en la lucha contra el consumo de tabaco y productos relacionados, y plantea preguntas sobre la dirección futura de la regulación en toda Europa.
