El CEO de Sony Pictures, Tony Vinciquerra, ha señalado a los críticos como los responsables del fracaso en taquilla de dos de sus recientes estrenos: Madame Web y Kraven The Hunter. En una entrevista con el Los Angeles Times, Vinciquerra argumentó que la crítica “crucificó” a estas películas, lo que, a su juicio, impactó negativamente en su rendimiento comercial. Sin embargo, esta afirmación ignora aspectos fundamentales que han contribuido a la percepción negativa de estos títulos por parte del público y la crítica especializada.
El año 2024 ha sido testigo de una mezcla de producciones cinematográficas, algunas destacadas y otras que han dejado mucho que desear. Entre las últimas se encuentran Madame Web, Venom: The Last Dance y Kraven The Hunter, todos ellos considerados por muchos como ejemplos de un cine de escasa calidad. A pesar de que Venom: The Last Dance logró un rendimiento aceptable en taquilla, los otros dos títulos han sido objeto de duras críticas, que han resaltado la falta de coherencia narrativa y originalidad en sus guiones.
Vinciquerra defendió la calidad de estas producciones, afirmando que Madame Web no era una mala película y que había tenido éxito en plataformas de streaming como Netflix. Sin embargo, esta defensa parece desentonar con las opiniones de críticos y espectadores, quienes han calificado a Kraven The Hunter como una obra carente de argumento y a Madame Web como un mero producto comercial sin alma, desarrollado por un equipo de guionistas que ha sido criticado en el pasado por otros trabajos mediocres.
El hecho de que un film no sea bien recibido no se debe únicamente a la reacción de la crítica. La falta de creatividad y la tendencia a priorizar los beneficios económicos sobre la calidad cinematográfica han sido factores determinantes en la percepción del público. Vinciquerra ha reconocido que el universo cinematográfico de Spider-Man necesita una revalorización, señalando que la continuidad de este enfoque podría llevar a que cualquier nueva entrega sea recibida con escepticismo, independientemente de su calidad.
Es comprensible que una productora desee mantener sus derechos de propiedad intelectual, pero la estrategia de lanzar producciones que carecen de sustancia y atractivo solo conduce al desgaste de la marca y a un alejamiento del público. La crítica no es más que un reflejo de las expectativas de los espectadores, quienes buscan experiencias cinematográficas que justifiquen la inversión de su tiempo y dinero. En este sentido, la reacción de la crítica puede ser vista como un llamado de atención hacia la industria, instando a los estudios a priorizar la calidad por encima de la cantidad.
Los recientes fracasos en taquilla de Sony no son una simple cuestión de opiniones desfavorables. Son el resultado de una serie de decisiones creativas y estratégicas que han llevado a la compañía a invertir en proyectos que no cumplen con las expectativas del público. La producción de películas que parecen más un ejercicio de mantenimiento de derechos que un esfuerzo genuino por contar historias atractivas es una tendencia que, si persiste, podría tener consecuencias nefastas para la reputación de la empresa en el futuro.
En conclusión, la crítica cinematográfica desempeña un papel vital en la mediación entre los estudios y el público. Ignorar esta función y culpar a los críticos por los fracasos de taquilla no solo es simplista, sino que también refleja una falta de autocrítica por parte de las grandes corporaciones del cine. Es imperativo que los estudios escuchen no solo a los críticos, sino también a su audiencia, si desean revertir la tendencia de películas que, más allá de su éxito comercial, no logran resonar con el público.
