La investigación sobre la muerte de Liam Payne, exintegrante de One Direction, ha llevado a la imputación de cinco personas en Argentina. Entre los acusados se encuentran dos empleados del hotel CasaSur Palermo en Buenos Aires: la gerente del hotel, Gilda Martin, y el recepcionista, Esteban Grassi. Asimismo, se ha acusado al amigo de Payne, Rogelio “Roger” Nores, de homicidio culposo. Según la fiscalía argentina, estas acusaciones podrían conllevar penas de uno a cinco años de prisión.
Ezequiel Pereyra, un empleado del hotel, y Braian Paiz, un camarero de un restaurante local, enfrentan cargos por suministro de estupefacientes al cantante británico. Ambos han sido detenidos y, de ser condenados, podrían recibir penas de cuatro a quince años de cárcel. La jueza Laura Bruniard afirmó que los cinco acusados contribuyeron a “crear un riesgo que resultó en la muerte de Payne”.
Los expertos forenses han determinado que, probablemente, Payne intentaba escapar por el balcón de su habitación el 16 de octubre, lo que le llevó a perder el conocimiento y caer desde la tercera planta.
Los cargos contra los acusados
El empleado del hotel, Pereyra, está acusado de haber recibido un pago para entregar cocaína a Payne en la madrugada del 15 de octubre y entre la tarde y la noche del 16 de octubre. Además, los fiscales sostienen que Payne envió un automóvil a la casa de Pereyra para que le llevara más drogas. Por su parte, el camarero Paiz habría sido pagado para suministrar cocaína al artista en la madrugada del 14 de octubre y se le acusa de haber permanecido en la habitación de Payne hasta la mañana siguiente.
Nores, amigo y acompañante de Payne, es señalado por homicidio culposo debido a su supuesta falta de cuidado hacia el cantante, a quien habría abandonado en un estado de vulnerabilidad, consciente de sus adicciones previas al alcohol y la cocaína. Los fiscales han argumentado que Nores tenía “plena conciencia” de la condición de intoxificación y vulnerabilidad de Payne.
El recepcionista Grassi, quien también se encontraba en el vestíbulo en ese momento, es acusado de no haber mantenido a Payne a salvo y de haber liderado un grupo que trasladó al cantante a su habitación momentos antes de su muerte, en lugar de esperar asistencia médica.
La jueza Bruniard analizó las pruebas presentadas por la fiscalía y formuló una hipótesis sobre los sucesos. Según su análisis, Payne, quien tenía un historial de adicciones, se encontraba en un estado que le impedía cuidar de sí mismo. La autopsia reveló que su muerte fue causada por múltiples traumas y hemorragias internas y externas, además de mostrar grandes cantidades de cocaína y alcohol en su organismo.
La jueza concluyó que, momentos antes de las cinco de la tarde del 16 de octubre, Payne no estaba en condiciones de cuidarse, basándose en imágenes de seguridad del hotel que mostraban cómo era trasladado por tres personas a su habitación. Falleció minutos después al caer del balcón hacia el patio del restaurante.
En su resolución, Bruniard también indicó que Payne no se desmayó al caer, sino que, debido a su estado de intoxicación, intentó salir por el balcón y se precipitó. La jueza subrayó que, aunque los empleados del hotel no actuaron con malicia, el hecho de llevar a Payne a su habitación en ese estado constituyó una “creación de un riesgo legalmente desaprobado para su vida”.
Nores ha defendido su papel en la vida de Payne, afirmando que siempre intentó ayudarlo y que su amistad no merecía la acusación que enfrenta. Por su parte, Paiz ha negado haber vendido drogas a Payne, afirmando que aunque consumía cocaína con él, no era el dealer que la fiscalía sostiene.
