El Freehold Raceway, el hipódromo más antiguo de Estados Unidos, cerrará sus puertas tras más de 170 años de actividad. Este emblemático recinto, situado en Nueva Jersey y co-propiedad de Penn Entertainment, ha enfrentado durante años una disminución en la asistencia y los ingresos, lo que ha llevado a su inminente clausura programada para el 2 de diciembre de 2024. Howard Bruno, gerente general del hipódromo, lamentó que las condiciones actuales no permiten continuar con las operaciones.
A pesar de esta noticia desalentadora, hay señales de esperanza para la industria de las carreras de caballos en Estados Unidos. Inversores y expertos del sector creen que podría estar al borde de un renacimiento, impulsado por un creciente interés de los inversores, innovaciones en el deporte y un auge en las apuestas deportivas online legalizadas. En 2023, el sector generó más de 36 mil millones de dólares para la economía estadounidense, apoyando cerca de medio millón de empleos según el American Horse Council.
Crecimiento impulsado por las apuestas
La clave del crecimiento de este deporte radica en los ingresos derivados de las apuestas. La cantidad de dinero apostado en las carreras de caballos, conocida como el ‘handle’, financia los premios que se otorgan a los caballos ganadores. Por ejemplo, Resorts World New York City, que opera terminales de lotería de video, está contractualmente obligado a destinar el 12% de sus ganancias netas a la Autoridad de Carreras de Nueva York (NYRA), lo que actualmente representa alrededor de 120 millones de dólares al año. De esta cifra, 60 millones van a premios, 40 millones a mejoras de capital y 20 millones a operaciones.
El volumen de las apuestas ha alcanzado cifras récord, con 12 mil millones de dólares apostados en 2022. Este crecimiento se atribuye en gran medida a la proliferación de casas de apuestas y a la creciente accesibilidad de las apuestas deportivas online en Estados Unidos. FanDuel, el principal sportsbook del país, ha reportado cifras de apuestas en el día del Derby de Kentucky que rivalizan con las del Super Bowl.
Sin embargo, el interés por las carreras de caballos cotidianas ha ido en declive, con una caída aproximada del 55% en las apuestas desde el año 2000. A pesar de ello, figuras como el entrenador Bob Baffert sugieren que el deporte necesita más eventos de alto perfil con grandes premios para atraer a un público más amplio. La controversia en torno a Baffert, quien fue suspendido por un caso de doping, ha overshadowed su éxito, pero su regreso a las pistas podría ser un signo de revitalización.
Mientras tanto, la industria se enfrenta a un desafío en términos de regulación y bienestar equino. La Autoridad de Integridad y Seguridad en las Carreras de Caballos (HISA), establecida por la Comisión Federal de Comercio, busca implementar prácticas más transparentes y consistentes. A pesar de las quejas de poderosos operadores como Churchill Downs y NYRA respecto a las tarifas impuestas por HISA, se espera que una regulación más estricta pueda atraer más inversiones al sector.
En este contexto, la necesidad de modernizar las instalaciones de las pistas es crucial. Muchos hipódromos, como Churchill Downs y Belmont Park, están invirtiendo cientos de millones en renovaciones. La industria deberá adaptarse a las nuevas tecnologías y ofrecer experiencias más atractivas a los aficionados, algo que podría revitalizar su imagen y atraer a un público más joven.
A medida que el Freehold Raceway cierra sus puertas, el futuro de las carreras de caballos en Estados Unidos sigue siendo incierto, pero hay indicativos de que, con los cambios adecuados, el deporte podría vislumbrar una nueva era de crecimiento y popularidad.