Un grupo de apoyo a inmigrantes en el estado alemán de Sajonia-Anhalt, donde se encuentra la ciudad de Magdeburgo, ha emitido una advertencia a los extranjeros para que eviten salir solos por la noche tras un ataque mortal en un mercadillo navideño. Este incidente, ocurrido el 20 de diciembre, dejó cinco muertos, entre ellos un niño, y más de 200 heridos, cuando un hombre embistió con su coche a la multitud. El sospechoso, Taleb al-Abdulmohsen, un psiquiatra saudí de 50 años, ha sido detenido por las autoridades.
La organización que ha lanzado la alerta, Lamsa, ha comunicado que ha mantenido conversaciones con el Ministerio del Interior, y que la policía planea aumentar la presencia de patrullas en las calles de Magdeburgo durante el fin de año. Según informes, la región ha registrado un aumento en los casos de extremismo de derecha, lo que ha suscitado la preocupación de figuras políticas y públicas.
Reacciones ante el aumento de la violencia
El obispo regional de la Iglesia Evangélica en Alemania Central, Friedrich Kramer, ha expresado que los migrantes se sienten amenazados desde el ataque y no se atreven a salir de sus hogares. «Debemos afrontar la nueva violencia», afirmó. Por su parte, Eva von Angern, líder del Partido de la Izquierda en el parlamento de Sajonia-Anhalt, ha denunciado un “aumento en el trato hostil” hacia los inmigrantes y ha instado a la solidaridad con ellos, subrayando que no se puede responsabilizar a todos los migrantes por las acciones de unos pocos.
El ataque en el mercadillo navideño ha reavivado el debate sobre la seguridad y las políticas migratorias en Alemania, especialmente con las elecciones nacionales programadas para febrero. La situación ha llevado a críticas hacia la gestión del gobierno, con legisladores de diferentes partidos cuestionando la falta de acción ante las advertencias sobre el sospechoso. Konstantin Kuhle, del Partido de los Demócratas Libres (FDP), ha señalado que las autoridades no lograron conectar la información disponible sobre Abdulmohsen. Gottfried Curio, del partido Alternativa para Alemania (AfD), ha sido aún más contundente, afirmando que “todo era previsible” y pidiendo deportaciones en lugar de naturalizaciones.
Abdulmohsen había residido en Alemania desde 2006 y recibió el estatus de refugiado en 2016. Su historial incluye problemas legales, como una condena en 2013 por “perturbación de la paz pública mediante amenazas”, que resultó en una multa, pero no afectó su solicitud de asilo. Además, se ha informado que Arabia Saudita había alertado a las autoridades alemanas sobre él y había solicitado su extradición, aunque estas advertencias no fueron atendidas.
El canciller Olaf Scholz ha prometido una “investigación exhaustiva” para determinar si hubo fallos en la actuación de las autoridades y si se pasaron por alto pistas importantes. La creciente preocupación por la seguridad de los inmigrantes en Magdeburgo y la respuesta del gobierno ante el extremismo de derecha se han convertido en temas candentes en el debate político actual.
