El líder norcoreano, Kim Jong-un, ha intensificado su retórica contra Estados Unidos, acusando a Washington de formar un «bloque militar de agresión» en Asia. En un discurso reciente, Kim ha manifestado su intención de reforzar las defensas del país y de llevar a cabo la «más dura contrarrespuesta antiestadounidense» hasta la fecha, justo antes de la toma de posesión del presidente electo de EE. UU., Donald Trump.
Durante una reunión del Partido de los Trabajadores, Kim calificó a Estados Unidos como «el estado más reaccionario», afirmando que su política de «anticomunismo» es invariable. Además, describió la alianza de EE. UU. con Japón y Corea del Sur como un «bloque militar nuclear de agresión», y se refirió a Corea del Sur como «un puesto de avanzada anticomunista de EE. UU.»
Escaladas en la tensión militar
Kim concluyó su discurso instando a una «contrarrespuesta antiestadounidense más dura que se lance de manera agresiva» en interés de la seguridad y los intereses nacionales a largo plazo de Corea del Norte. Esta retórica se produce en un contexto de creciente tensión entre Pyongyang y Washington, que ha visto un intercambio de insultos y amenazas nucleares entre Kim y Trump en el pasado. Trump llegó a advertir que podría atacar Pyongyang con «fuego, furia y un poder como el que este mundo nunca ha visto.»
A pesar de la hostilidad inicial entre ambos líderes, en el transcurso de su mandato, se llevaron a cabo varias reuniones cara a cara. Aunque no se lograron acuerdos duraderos, ambas naciones redujeron temporalmente sus ejercicios militares, y Corea del Norte disminuyó la frecuencia de sus pruebas de misiles balísticos hasta la llegada de Joe Biden a la presidencia en 2021.
Desde 2022, el ejército norcoreano ha realizado más de 100 pruebas de misiles balísticos y de crucero, incluyendo una en septiembre equipada con una cabeza nuclear de 4,5 toneladas, según la agencia de noticias KCNA. Un mes después, se informó que los comandantes en Pyongyang ordenaron a las unidades de artillería en la frontera estar «completamente listas para abrir fuego» sobre Seúl, en respuesta a la caída de folletos de propaganda norcoreana desde drones surcoreanos.
Por su parte, Estados Unidos y Corea del Sur han incrementado la escala y frecuencia de sus ejercicios militares desde 2022, con las maniobras más recientes en noviembre, que involucraron un portaaviones estadounidense y cazas surcoreanos y japoneses. Pyongyang ha condenado estas actividades, calificándolas de «ejercicios provocativos de guerra para la agresión.»