Ucrania ha tomado la decisión de cesar el tránsito de gas natural ruso hacia Europa, lo que, según informes de Reuters, podría costarle hasta 1.000 millones de dólares anuales en ingresos por tarifas que ya no recibirá de Moscú. Para compensar esta pérdida financiera, el gobierno ucraniano planea aumentar drásticamente las tarifas del gas para las industrias nacionales.
El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, ha calificado esta medida como un “evento histórico” que generará “pérdidas financieras” para Rusia. Sin embargo, no se han ofrecido detalles sobre las repercusiones que esta decisión podría tener en la economía ucraniana.
Aumento de tarifas y su impacto
De acuerdo con la información publicada, Ucrania ha prácticamente cuadruplicado sus tarifas de transmisión de gas a nivel nacional. A partir del 1 de enero de 2025, la nueva tarifa será de 502 grivnas (11,95 dólares) por cada 1.000 metros cúbicos, en comparación con las 124 grivnas anteriores. Este cambio podría suponer un coste adicional de más de 1.600 millones de grivnas (38,2 millones de dólares) anuales para las industrias ucranianas, según un informe adicional de la misma agencia.
La red de tránsito de Ucrania está conectada a los sistemas de gasoductos de Moldavia, Rumanía, Polonia, Hungría y Eslovaquia, que a su vez se extienden hasta Austria e Italia. A pesar de la preocupación generada por el fin del acuerdo de tránsito, la Comisión Europea ha intentado minimizar el impacto, afirmando que la infraestructura de gas del bloque es lo suficientemente flexible como para proporcionar gas de origen no ruso. Un portavoz de la Comisión destacó que se han reforzado las capacidades de importación de GNL (gas natural licuado) desde 2022.
Sin embargo, la decisión de Ucrania de interrumpir el tránsito de gas ruso podría provocar un aumento en los precios del GNL en Asia, mientras que los consumidores europeos aún necesitan reemplazar aproximadamente el 5% de su gas. Ya se ha observado un incremento en los precios dentro de la UE, alcanzando los 50 euros por megavatio hora, un nivel que no se veía desde hace más de un año.
La medida ha suscitado críticas en Eslovaquia, donde el primer ministro Robert Fico ha expresado su preocupación por el impacto que tendrá en su país. Fico ha denunciado lo que considera una dominación de “intereses nacionales egoístas” y “objetivos geopolíticos sin sentido” dentro de la Unión Europea.