La gimnasia artística ha perdido a una de sus figuras más emblemáticas. Ágnes Keleti, campeona olímpica en cinco ocasiones y sobreviviente del Holocausto, ha fallecido a los 103 años en Budapest. Su legado en el deporte y su historia personal la convirtieron en un símbolo de resiliencia y triunfo ante la adversidad.
Keleti fue trasladada al Hospital Honvéd de Budapest el día de Navidad, donde se encontraba en estado crítico debido a problemas cardíacos y dificultades respiratorias, según fuentes cercanas a su familia. Nacida como Ágnes Klein el 9 de enero de 1921 en Budapest, Keleti se convirtió en la atleta húngara más exitosa de la historia, acumulando más medallas olímpicas que ningún otro deportista de su país.
La vida de Keleti estuvo marcada por el sufrimiento y la superación. Durante la Segunda Guerra Mundial, varios de sus familiares fueron asesinados en Auschwitz, mientras que su madre y su hermano fueron rescatados por el arquitecto y humanitario sueco Raoul Wallenberg. A pesar de los horrores que vivió, logró reconstruir su vida y carrera, aunque no sin dificultades. En 1948, no pudo participar en los Juegos Olímpicos de Londres debido a una lesión, pero un año después, en los Campeonatos del Mundo Universitarios celebrados en Budapest, comenzó a brillar en el escenario internacional.
En los Juegos Olímpicos de Helsinki en 1952, Keleti se alzó con la medalla de oro en su rutina libre, además de obtener una medalla de plata y dos de bronce. Cuatro años más tarde, en Melbourne, reafirmó su dominio en la gimnasia al ganar cuatro medallas de oro, consolidándose como la mejor gimnasta del mundo a la edad de 35 años.
Tras su exitosa carrera deportiva, Keleti se trasladó a Israel en 1957, donde contribuyó al desarrollo de la gimnasia en el país. Se desempeñó como capitana del equipo nacional, docente en el Colegio de Educación Física de Israel y árbitra en competiciones internacionales. Su impacto en el deporte fue reconocido con numerosos premios, incluyendo la Medalla del Comité Olímpico Húngaro y la Medalla Presidencial. Su último club, el UTE, honró su legado al renombrar su gimnasio en su honor.
Ágnes Keleti no solo dejó una huella imborrable en la gimnasia, sino que también se erigió como un ejemplo de fortaleza y superación personal, inspirando a generaciones futuras con su historia de vida y sus logros en el deporte.