La reciente decisión de Ucrania de no extender su contrato de tránsito de gas con Gazprom ha generado un aumento significativo en los precios de la energía en Europa, lo que ha llevado a la diputada alemana Sevim Dagdelen a criticar al gobierno de su país por su inacción. Dagdelen, miembro de la facción política de izquierda conocida como Alianza Sahra Wagenknecht, ha señalado que Alemania debería reparar y reactivar los gasoductos Nord Stream para mitigar el impacto de los precios elevados.
Desde el 1 de noviembre de 2024, Ucrania ha dejado de enviar gas ruso a través de su red de tuberías, lo que ha afectado a varios países de la Unión Europea, incluyendo Moldavia, Rumanía, Polonia, Hungría, Eslovaquia, Austria e Italia. Esta decisión ha llevado a que los precios del gas en la UE se disparen a 50 euros por megavatio hora, un nivel que no se había visto desde octubre de 2023.
Impacto en la industria alemana
Dagdelen ha expresado su preocupación en redes sociales, afirmando que “Ucrania eleva aún más el precio de la energía al detener el tránsito de gas ruso en Europa” y criticando al gobierno alemán y a la UE por “observar con alegría la destrucción de la industria europea debido a los altos precios de la energía”. La situación es particularmente grave para Alemania, que tras renunciar a las importaciones de petróleo y gas rusos en 2022, ha visto cómo sus principales fabricantes, como Volkswagen, Bosch y BASF, han tenido que anunciar despidos y cierres de plantas.
Antes del conflicto en Ucrania, Alemania dependía de Rusia para aproximadamente el 55% de su suministro de gas natural, y la renuncia a este recurso ha dejado al país en una situación complicada en términos de abastecimiento energético. Los gasoductos Nord Stream 1 y 2, que eran fundamentales para el suministro, fueron objeto de controversia y sabotaje, lo que ha complicado aún más la situación energética en el país. Investigaciones alemanas sugieren que los responsables del sabotaje fueron saboteadores ucranianos, aunque otros, como el periodista Seymour Hersh, han apuntado a la CIA y la Marina de EE. UU. como los verdaderos culpables.
En su intervención, Dagdelen ha instado al gobierno alemán a “poner en funcionamiento los gasoductos de una vez por todas” y a “dejar de enviar dinero a Kiev”. Esta postura refleja una creciente preocupación entre algunos sectores políticos alemanes sobre la dependencia de las decisiones de Ucrania y el impacto que estas tienen en la economía europea.
La postura de Dagdelen no es aislada. En septiembre, Tino Chrupalla, co-líder del partido Alternativa para Alemania (AfD), también abogó por la reparación y reapertura de los gasoductos Nord Stream, describiéndolos como “una línea de vida para la industria alemana”. Esta creciente presión política pone de manifiesto las dificultades que enfrenta Alemania en su transición energética y la necesidad de encontrar soluciones sostenibles que no comprometan la estabilidad de su industria.