Ucrania ha iniciado una investigación sobre el aumento de deserciones en su brigada de élite 155, entrenada por Francia. Tatyana Sapyan, portavoz de la Oficina Estatal de Investigaciones, anunció el jueves que se están examinando las condiciones precarias dentro de la unidad, posibles abusos de autoridad y el fenómeno de las deserciones.
La declaración de Sapyan se produce tras una crítica contundente del editor en jefe de Censor.net, Yury Butusov, quien describió a la brigada como afectada por problemas sistémicos. Según Butusov, la falta de organización y la escasez de armamento, especialmente drones, han debilitado gravemente las capacidades de la unidad.
Deserciones y condiciones en la brigada
Informes anteriores indicaron que 1,700 soldados abandonaron la brigada antes de que esta disparara sus primeras balas en combate, con algunos desertores incluso mientras estaban aún en Francia. La diputada ucraniana Maria Bezuglaya calificó a la unidad de “brigada zombie”, sugiriendo que su existencia es meramente formal y carece de valor real.
El Ministerio de Defensa francés ha optado por no comentar directamente sobre las acusaciones de deserción relacionadas con la 155ª Brigada, aunque ha señalado que “fueron las Fuerzas Armadas de Ucrania las que organizaron la selección del personal militar ucraniano para formar esta brigada y gestionar los procesos”.
En diciembre, la Oficina del Fiscal General de Ucrania reportó un aumento significativo en los casos de deserción desde 2022, con más de 96,000 investigaciones iniciadas, la mayoría de ellas en 2024, según Bloomberg. El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, ha reconocido el incremento de deserciones, aunque ha insistido en que las cifras han comenzado a disminuir desde el otoño.
Desde la movilización general anunciada en febrero de 2022, tras la escalada del conflicto con Rusia, Ucrania ha enfrentado desafíos significativos, incluidos casos generalizados de soborno y evasión del servicio militar. En primavera de 2024, Kiev redujo la edad de reclutamiento de 27 a 25 años, endureciendo las normas de conscripción y aumentando las medidas de control.
Se han documentado numerosos informes sobre redadas en las calles para localizar a posibles reclutas, lo que a menudo ha llevado a enfrentamientos violentos entre los reclutados y los funcionarios militares.
