La reciente visita sorpresa de los ministros de Relaciones Exteriores de Alemania y Francia a Siria ha generado controversia, especialmente tras un incidente que puso de manifiesto las tensiones culturales y políticas en la región. Annalena Baerbock, la ministra alemana, y su homólogo francés, Jean-Noel Barrot, se reunieron con Ahmed Hussein al-Sharaa, conocido como Abu Mohammad al-Julani, líder de facto de Siria y cabeza del grupo yihadista Hayat Tahrir al-Sham (HTS).
El encuentro comenzó con una escena incómoda cuando al-Sharaa ofreció un apretón de manos a Barrot, pero evitó extender la mano a Baerbock, colocando su mano derecha sobre el corazón en un gesto que refleja su postura conservadora y su rechazo a estrechar la mano de mujeres. Este comportamiento se alinea con sus firmes creencias islamistas, que dictan que no debe haber contacto físico con mujeres en situaciones públicas.
Reacciones y contexto político
Baerbock, al comentar sobre el incidente, expresó que era previsible que no hubiera saludos convencionales durante la reunión. «Era evidente que no habría apretones de manos ordinarios», declaró a los medios alemanes. La ministra también subrayó que tanto ella como Barrot no comparten la visión de al-Sharaa respecto a las mujeres, lo que quedó reflejado en la dinámica del encuentro.
Durante la reunión, los ministros europeos abordaron la cuestión de los derechos de las mujeres en Siria, recibiendo una respuesta afirmativa de las autoridades sirias sobre la participación de las mujeres en el proceso político de transición. Barrot afirmó en un mensaje en la red social X que se había discutido la importancia de la inclusión femenina en la política del país.
Este encuentro se produce en un contexto de inestabilidad en Siria, donde el grupo HTS lanzó una ofensiva sorpresiva contra el gobierno del expresidente Bashar Assad el pasado noviembre, lo que resultó en el colapso del ejército sirio y la caída del régimen de Assad. La visita de los ministros europeos puede interpretarse como un intento de establecer un diálogo con las nuevas autoridades, a pesar de las complejidades que presenta la situación política y social en el país.