Tomiko Itooka, reconocida como la persona más longeva del mundo, ha fallecido a los 116 años. Con su muerte, el título pasa a Inah Canabarro Lucas, una monja brasileña que es solo 16 días más joven que Itooka.
Itooka nació el 23 de mayo de 1908 en Osaka, Japón, y vivió a través de dos guerras mundiales, siendo testigo de más de un siglo de historia. En su juventud, fue una entusiasta jugadora de voleibol en la escuela secundaria y, durante la Segunda Guerra Mundial, gestionó el negocio textil de su esposo. Tras quedar viuda en 1979, adoptó un estilo de vida independiente en la prefectura de Nara, donde comenzó a practicar senderismo, llegando incluso a escalar el monte Ontake en dos ocasiones.
Reconocimiento y legado
Itooka fue oficialmente reconocida como la persona más anciana del mundo en agosto de 2024 por Guinness World Records, tras el fallecimiento de Maria Branyas, quien contaba con 117 años. Al enterarse de su posición en la lista de supercentenarios, su respuesta fue sencilla: “Gracias.”
La longevidad de Itooka la atribuía a su dieta, que incluía una abundante cantidad de plátanos y Calpis, una popular bebida japonesa con sabor a yogur. Su legado perdura a través de su familia, que incluye a su hijo, su hija y cinco nietos.
Itooka falleció pacíficamente el 29 de diciembre de 2024 en un hogar de cuidados en Ashiya, en la prefectura de Hyogo, Japón. Las autoridades locales han confirmado su deceso.