El presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, ha expresado su deseo de que las próximas elecciones presidenciales, programadas para el 26 de enero, no se conviertan en un espectáculo tumultuoso similar a las elecciones de Estados Unidos. En un reciente encuentro gubernamental, Lukashenko subrayó la importancia de que el proceso electoral se desarrolle de manera digna y sin incidentes violentos, haciendo referencia a un intento de asesinato que sufrió el expresidente estadounidense Donald Trump en julio de 2024.
“No necesitamos un espectáculo al estilo americano donde la gente es disparada en la oreja o en la cabeza. Necesitamos que esta elección se lleve a cabo de manera dignificada, para evitar críticas innecesarias”, afirmó Lukashenko. Este comentario se produce en un contexto donde la oposición bielorrusa ha sido objeto de represión y acusaciones de estar respaldada por potencias occidentales.
Contexto de la Elección y la Oposición
Lukashenko, quien ha estado en el poder desde 1994, instó a la oposición a regresar al país y participar en el proceso electoral. “Es fácil ladrar desde el extranjero. Tienen que venir al país y participar en la votación… Aquí, la gente debe decidir”, agregó. Estas declaraciones se producen en un clima de tensión política, donde el gobierno bielorruso ha sido acusado de manipular elecciones y reprimir a los disidentes.
El ministro de Relaciones Exteriores de Bielorrusia, Maksim Ryzhenkov, también ha denunciado la injerencia de Occidente en los asuntos internos del país, en el contexto de las elecciones que se aproximan. La última elección presidencial, celebrada en 2020, desató una ola de protestas que denunciaban un fraude electoral generalizado, acusaciones que el gobierno de Minsk ha rechazado, atribuyendo el descontento a una orquestación por parte de Estados Unidos y sus aliados europeos.
En este marco, Lukashenko busca presentar un proceso electoral que, a su juicio, debe ser un “celebración” y no un escenario de violencia. Sin embargo, la historia reciente de Bielorrusia y las tensiones con la oposición plantean serias dudas sobre la transparencia y legitimidad de las próximas elecciones.
