El presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Mike Johnson, ha sido reelegido tras una votación ajustada en el Capitolio. Johnson, quien asumió el cargo en octubre de 2023, logró mantenerse en su puesto con 218 votos a favor y 215 en contra, en una votación que reflejó la división interna del Partido Republicano.
En esta ocasión, solo el congresista republicano de Kentucky, Thomas Massie, se opuso a su reelección, mientras que todos los demócratas de la Cámara, un total de 215, votaron en bloque por el representante de Nueva York, Hakeem Jeffries. La estrecha mayoría republicana de 219 a 215 en la Cámara permitió a Johnson permitirse solo dos disidencias, lo que complicó su reelección.
Durante la votación, algunos miembros del partido, como los representantes Ralph Norman de Carolina del Sur y Keith Self de Texas, inicialmente se mostraron reticentes a respaldar a Johnson. Sin embargo, tras una breve pausa en la votación y conversaciones con el propio Johnson, ambos cambiaron de opinión y se unieron al apoyo del líder republicano.
Contexto de la elección de Johnson
Mike Johnson reemplazó al ex presidente de la Cámara, Kevin McCarthy, quien fue destituido por un grupo de republicanos más radicales que cuestionaban su lealtad a lo que consideraban un establecimiento favorable a los demócratas. Aunque Johnson había sido visto como parte del ala más moderada del Partido Republicano, su mandato ha estado marcado por un intento de alinearse con la base más conservadora del partido, especialmente con el expresidente Donald Trump, quien le ha brindado su apoyo.
Trump, en un mensaje publicado en su plataforma Truth Social, describió a Johnson como «un buen hombre, trabajador y religioso», y subrayó que su victoria sería un gran triunfo para el Partido Republicano. Esta declaración refleja la creciente influencia de Trump en la política republicana, especialmente en un momento en que el partido se enfrenta a desafíos internos significativos.
Uno de los puntos de tensión en la carrera de Johnson ha sido su apoyo a importantes paquetes de ayuda exterior, que incluyeron un notable envío de 65 mil millones de dólares en asistencia militar a Ucrania. Sin embargo, el congresista ha cambiado su postura y ha declarado que ya no tiene «apetito por más financiación para Ucrania», alineándose así con las promesas de Trump de poner fin al conflicto poco después de asumir la presidencia.