La economía española se encuentra en un momento de notable crecimiento, consolidándose como una de las más dinámicas de Europa. Con un aumento del PIB superior al 2%, España ha superado a Alemania y se ha posicionado como el principal exportador del continente. La revista The Economist ha destacado el desempeño de la economía española, que se basa en una combinación de factores como el crecimiento sostenido, la evolución positiva de la bolsa, la moderación de la inflación, la reducción del desempleo y una balanza fiscal equilibrada.
No obstante, este panorama optimista se ve amenazado por la posibilidad de una guerra comercial impulsada por Donald Trump, quien ha manifestado su intención de imponer aranceles que podrían afectar a productos europeos, incluyendo los españoles. La propuesta de tarifas de entre el 10% y el 20% para productos extranjeros plantea un desafío significativo para la economía española, que exporta aproximadamente 20.000 millones de euros anuales a Estados Unidos.
Respuestas desde la Unión Europea
La política comercial de la Unión Europea (UE) es la que debe gestionar esta situación. Existen diversas corrientes de pensamiento en Bruselas sobre cómo responder a las amenazas de Trump. Algunos abogan por una respuesta proporcional, mientras que otros sugieren que lo mejor es evitar una escalada en las tensiones comerciales. Actualmente, la UE está preparando una lista de productos que podrían ser objeto de contramedidas en caso de que se impongan nuevos aranceles.
Entre los productos que podrían incluirse en esta lista se encuentran el whisky bourbon y las motos Harley-Davidson, así como represalias por aranceles ya impuestos en el pasado, como el 44% sobre la aceituna negra española. La situación es especialmente preocupante para Alemania, que es el principal exportador de la UE a Estados Unidos, con un volumen de 160.000 millones de euros anuales. La economía alemana atraviesa un periodo de recesión, y una guerra comercial podría agravar aún más su situación, repercutiendo negativamente en el crecimiento de la economía española.
En el ámbito diplomático, la falta de alineación ideológica entre el Gobierno español y el de Trump se hace evidente. Aunque el presidente Pedro Sánchez ha logrado establecer una relación fluida con el demócrata Joe Biden, la llegada de Trump podría complicar las relaciones bilaterales. La reciente invitación de Emmanuel Macron a Trump para la reapertura de la catedral de Notre Dame refleja un intento de los líderes europeos por adaptarse a la nueva realidad política.
La posición de España en el contexto del conflicto en Gaza también se verá afectada por la política exterior de Trump, quien ha rodeado su administración de figuras pro-israelíes. Esto plantea interrogantes sobre cómo España podrá mantener su postura en favor de la solución de dos Estados, en un entorno donde las decisiones de la administración estadounidense podrían ir en contra de los intereses españoles y europeos.
En cuanto a la defensa, la presión de Trump para que los países de la OTAN aumenten su gasto militar podría llevar a España a incrementar su inversión en este ámbito. Actualmente, el gasto en defensa español se sitúa en el 1,3% del PIB, pero el Gobierno ha mostrado su intención de alcanzar el 2% antes de 2029. La situación en Ucrania y la posible retirada del apoyo estadounidense a este país también podrían influir en la política de defensa española, obligando a un mayor compromiso militar.
Finalmente, la reelección de Trump podría tener repercusiones en la política interna española, fortaleciendo a partidos de ultraderecha como Vox, que se alinean con el trumpismo. Este fenómeno podría alterar el equilibrio político en España y en Europa, donde el ascenso de fuerzas de extrema derecha es una preocupación creciente.