Las fuerzas rebeldes de Siria, lideradas por el grupo yihadista Hayat Tahrir al Sham (HTS), han proclamado la caída de Damasco, la capital del país, tras una ofensiva relámpago que ha durado apenas una semana. Esta rápida y sorpresiva acción ha llevado al colapso del régimen del presidente Bachar Al Asad, quien, según informes, ha abandonado el país en medio de la crisis.
Contexto del conflicto sirio
El conflicto en Siria, que comenzó en 2011, ha sido un escenario de enfrentamientos complejos y multifacéticos, con la participación de diversas facciones rebeldes, grupos yihadistas y fuerzas gubernamentales respaldadas por aliados internacionales. La lucha por el control del territorio y la influencia política ha dejado un saldo devastador en términos de vidas humanas y desplazamiento forzado de millones de personas.
La reciente ofensiva de HTS en Damasco se produce en un momento crítico, donde la resistencia al régimen de Al Asad ha cobrado fuerza, alimentada por el descontento popular y la inestabilidad económica que ha caracterizado al país en los últimos años. La caída de la capital representa un cambio significativo en el equilibrio de poder en Siria, aunque la situación sigue siendo volátil y susceptible a nuevas dinámicas de conflicto.
La comunidad internacional observa con preocupación estos acontecimientos, ya que la inestabilidad en Siria tiene repercusiones no solo a nivel regional, sino también global. La posibilidad de un vacío de poder en Damasco podría abrir la puerta a un aumento de la violencia y a la proliferación de grupos extremistas que aprovechen la situación para expandir su influencia.
En este contexto, la huida de Al Asad marca un hito en la historia reciente del país, aunque su futuro político y el de Siria siguen siendo inciertos. La situación requiere un seguimiento cercano, dado que los próximos días y semanas serán cruciales para determinar el rumbo del conflicto y el destino de la población siria.