La irrupción del aire frío en Estados Unidos y su relación con el calentamiento global
Un fenómeno meteorológico ha llevado aire frío, normalmente retenido en el Ártico, a extenderse por gran parte de Estados Unidos, provocando temperaturas gélidas que, aunque no romperán récords, sí se sienten intensamente. Este evento, conocido como una ola de frío, se ha convertido en un tema recurrente entre los expertos que advierten que su frecuencia podría estar aumentando a medida que el mundo se calienta. El término técnico que se usa para describir este fenómeno es «vórtice polar», que ha llegado a ser común en el lenguaje de los medios, aunque su significado ha evolucionado con el tiempo.
La explicación detrás de este fenómeno radica en el comportamiento del jet stream, una corriente de aire que normalmente se desplaza de oeste a este y que, en esta ocasión, ha tomado un recorrido en forma de montaña rusa, afectando la costa este de Estados Unidos con un aire que recuerda al del Polo Norte. En contraste, las regiones al oeste, como California, experimentan condiciones de calor y sequedad. Expertos como Dan DePodwin, director de operaciones de pronóstico de AccuWeather, han señalado que se espera un periodo prolongado de temperaturas significativamente por debajo de la media histórica, con descensos de entre 7 y 14 grados Celsius en gran parte de la mitad oriental del país.
Judah Cohen, director de pronósticos estacionales en la firma privada Atmospheric and Environmental Research, describe este evento como una extensión del vórtice polar, que normalmente se mantiene contenido en la región ártica. Este fenómeno puede interpretarse como un elástico que, al estirarse, permite que el aire frío se desplace hacia el sur. Las alteraciones en el vórtice polar son cada vez más frecuentes, y algunos investigadores consideran que esto está relacionado con el cambio climático, ya que el Ártico se calienta cuatro veces más rápido que el resto del mundo. Este calentamiento provoca que las diferencias de temperatura entre el norte y el sur se reduzcan, lo que a su vez afecta la estabilidad del jet stream, amplificando sus oscilaciones y, por ende, provocando más episodios de frío intenso en latitudes más bajas.
