Sujata Setia, artista indio-británica, ha presentado ‘A Thousand Cuts’, un proyecto artístico profundamente personal que pone de manifiesto las realidades ocultas del abuso doméstico en comunidades del sur de Asia en el Reino Unido. Este trabajo ha sido reconocido en los Sony World Photography Awards, donde recibió el máximo galardón en la categoría creativa, destacando su enfoque único sobre un tema delicado y a menudo silenciado.
La obra de Setia surge de su propio trauma y de las historias de 21 sobrevivientes de abuso dentro de la cultura surasiática, quienes comparten sus experiencias a través de impresionantes retratos que se caracterizan por una intervención artística que consiste en realizar cortes en las imágenes. A través de este proceso, la artista busca no solo resaltar la epidemia silenciosa del abuso, sino también desafiar las normas culturales que perpetúan este problema. “Las mujeres han estado intelectualmente oprimidas durante generaciones, y romper con esa opresión es increíblemente difícil. El silencio está muy arraigado”, afirmó Setia en una entrevista.
El proyecto comenzó a gestarse en 2019, tras el fallecimiento de su madre, momento que la impulsó a confrontar el trauma de su infancia. A partir de 2021, Setia se asoció con la organización benéfica SHEWISE UK, que apoya a sobrevivientes de comunidades del sur de Asia y Oriente Medio, para dar forma a su idea. Sin embargo, el camino no fue sencillo, ya que muchos de los participantes deseaban mantener su anonimato debido a la sensibilidad de sus historias. Esto llevó a la artista a explorar varias iteraciones artísticas y a realizar entrevistas grupales y individuales, donde pudo profundizar en las vivencias de cada una de las sobrevivientes.
En su enfoque fotográfico, Setia optó por organizar sesiones de fotos que evocaran la estética de las bodas, un momento que para muchos de los participantes simbolizaba tanto celebración como pérdida, ya que a menudo estas ceremonias marcaban el inicio de la falta de elección. Utilizando un estilo vintage y en blanco y negro, las sobrevivientes se vistieron con prendas que les hacían sentir seguras y hermosas. Posteriormente, la artista incorporó cortes físicos en las impresiones, simbolizando la fractura interna que el trauma puede causar.
Los cortes en las imágenes son una representación literal y metafórica del dolor sufrido. Setia explica que, a través de este acto, pudo conectar con la energía del agresor, explorando las motivaciones detrás de tales comportamientos. “La acción de cortar se volvió casi rítmica, como una forma de meditación”, reflexionó, reconociendo que el proceso transformó su visión del arte y del trauma.
El color rojo, presente en muchas de sus obras, tiene múltiples significados en la cultura surasiática. Representa tanto el amor y la renovación como la ira y la pérdida, encapsulando la complejidad de las experiencias de las mujeres que han sufrido abuso. Setia se ha enfrentado a sus propias suposiciones durante el desarrollo del proyecto, reconociendo que su historia personal influía en su percepción de las experiencias de las sobrevivientes, lo que le permitió un proceso de sanación y autoexaminación profundo.
Esta iniciativa ha sido exhibida en diversas plataformas internacionales, generando conversaciones sobre un tema que a menudo permanece en la sombra. A través de su arte, Setia espera normalizar el diálogo sobre el abuso doméstico, alentando a otros a compartir sus propias historias y romper el silencio que rodea este fenómeno. Aunque es consciente de que el arte por sí solo no es un catalizador de cambio social inmediato, su trabajo ha comenzado a inspirar a otros, abriendo espacios para la discusión y la sanación colectiva.