En diciembre de 2024, la inflación anual en la eurozona continuó su tendencia ascendente, alcanzando el 2.4%, según el informe publicado por Eurostat. Este incremento, que se sitúa en línea con las previsiones de los economistas, se produjo tras una ligera revisión al alza respecto al 2.2% registrado en noviembre. La inflación subyacente se mantuvo en un 2.7% durante cuatro meses consecutivos, reflejando una estabilidad que muchos analistas consideran positiva en un contexto de incertidumbre económica.
Las expectativas de un aumento en la inflación eran previsibles después de que se registrara un mínimo del 1.7% en septiembre, debido a la disminución de los precios de la energía. Este panorama inflacionario será objeto de atención por parte del Banco Central Europeo (BCE), que enfrenta la presión de considerar recortes en las tasas de interés, actualmente fijadas en el 3%, hacia el 2% a lo largo de este año.
Inflación en los principales países de la eurozona
En el contexto de la eurozona, Alemania, como su mayor economía, reportó una inflación del 2.9% en diciembre, superando las expectativas del mercado. En contraste, Francia presentó una cifra más moderada del 1.8%, por debajo de las proyecciones de los analistas. Estas diferencias en los niveles de inflación reflejan la compleja realidad económica que enfrenta la región, donde los efectos de la política monetaria y las dinámicas internas juegan un papel crucial.
El euro, tras estos datos, mostró una ligera apreciación frente al dólar estadounidense, situándose en 1.0428 dólares. Los operadores del mercado están evaluando la posibilidad de que la moneda europea pueda alcanzar la paridad con el dólar, dependiendo de las decisiones futuras de la Reserva Federal de EE.UU. en comparación con las del BCE. Este escenario es un recordatorio de la interconexión de las economías globales y de cómo las decisiones en una parte del mundo pueden repercutir en otras.
Haig Bathgate, director de Callanish Capital, expresó en CNBC que los responsables de la política monetaria del BCE no se mostrarán excesivamente alarmados ante un aumento en la inflación, siempre y cuando se mantenga dentro de lo previsto. Esta previsibilidad en los datos económicos es considerada un factor positivo en un contexto global donde la inestabilidad política y económica puede amenazar la recuperación.
Por su parte, Jack Allen-Reynolds, economista en Capital Economics, advirtió que la persistencia de la inflación en servicios podría llevar al BCE a adoptar un enfoque más cauteloso en la reducción de las tasas de interés, incluso en un entorno de crecimiento económico débil. La alta inflación en este sector se atribuye a efectos temporales que se espera van a desvanecerse a lo largo de 2025.
En este sentido, el crecimiento del PIB de la eurozona del 0.4% en el tercer trimestre es un indicativo de una recuperación moderada, aunque los analistas advierten sobre la posibilidad de una desaceleración ante la inestabilidad política y la debilidad en el sector manufacturero. Asimismo, las tensiones comerciales, especialmente con el nuevo gobierno estadounidense, podrían influir negativamente en el futuro económico de la región.
