Cinco meses después del inicio de su ofensiva sorpresa en Kursk, Ucrania no solo mantiene el control sobre parte del territorio en esa región rusa, a pesar de los intentos de Rusia por expulsar a los ucranianos con la ayuda de soldados norcoreanos, sino que ha lanzado otro ataque sorpresa. Este nuevo impulso del Ejército ucraniano en tres zonas de su incursión en Kursk pone de manifiesto que, a pesar de haber perdido entre un 40 y un 50 % del territorio capturado en agosto, que llegó a ser de 1.000 kilómetros cuadrados, Ucrania considera que su control del territorio ruso es clave para configurar la percepción de la guerra en el exterior y cualquier hipotética negociación de paz.
Avances en el frente de Kursk
Aunque el alcance de los avances logrados hasta ahora sigue sin estar claro, los informes de los blogueros militares ucranianos y rusos indican que se está llevando a cabo una operación bien coordinada. En esta, participa un número significativo de vehículos de combate blindados, así como un uso efectivo de la guerra radioelectrónica para suprimir los drones rusos. Este enfoque táctico resalta la adaptabilidad y la determinación del Ejército ucraniano en un contexto de constante presión militar.
La situación en Kursk refleja no solo la dinámica del conflicto, sino también la importancia de la percepción internacional sobre la guerra. Ucrania busca consolidar su presencia en el territorio ruso como una forma de fortalecer su posición en cualquier futura negociación. La resistencia ucraniana en esta región, a pesar de las adversidades, se presenta como un símbolo de su lucha por la soberanía y la integridad territorial.
