Venezuela ha decidido romper relaciones diplomáticas con Paraguay tras el respaldo público del presidente paraguayo, Santiago Peña, a la oposición venezolana. Este respaldo incluye el reconocimiento de Edmundo González, un líder opositor exiliado, como el verdadero ganador de las elecciones presidenciales del año pasado en Venezuela.
Según las autoridades electorales venezolanas, el presidente Nicolás Maduro fue el vencedor de la contienda electoral celebrada en julio de 2023, obteniendo casi el 52% de los votos. Sin embargo, la oposición, respaldada por la mayoría de los países occidentales, ha denunciado que la votación fue manipulada y ha exigido la dimisión de Maduro.
El pasado domingo, Peña se reunió con líderes de la oposición venezolana y declaró a González como el legítimo ganador de las elecciones, prometiendo colaborar con la comunidad internacional para “contribuir a la pronta restauración de la democracia en Venezuela.”
En respuesta a estas declaraciones, el ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela, Yvan Gil Pinto, anunció el lunes que Caracas había decidido “en pleno ejercicio de su soberanía, romper relaciones diplomáticas con la República del Paraguay y proceder con la inmediata retirada de su personal diplomático acreditado en ese país.”
Reacciones y contexto internacional
El comunicado del gobierno venezolano también criticó a Peña, acusándolo de “subordinar su política exterior a los intereses de potencias extranjeras,” y de “promover agendas destinadas a socavar los principios democráticos y la voluntad de los pueblos libres.” Maduro está programado para ser inaugurado el viernes para su tercer mandato de seis años como presidente.
La controversia electoral se intensificó cuando, tras las elecciones de julio, la Asamblea Nacional Electoral de Venezuela declaró a Maduro como ganador, mientras que González y sus seguidores sostienen que él obtuvo el 67% de los votos, basándose en actas de escrutinio que supuestamente respaldan su afirmación. La situación se complica aún más por el apoyo que González ha recibido de Estados Unidos y la Unión Europea, que han respaldado su reclamo, en contraste con el reconocimiento de Maduro por parte de Rusia y China.
González, que huyó a España el año pasado a pesar de tener una orden de arresto pendiente, ha prometido regresar a Venezuela antes del 10 de enero para asumir la presidencia. Esta situación refleja las tensiones geopolíticas en la región, donde las posturas sobre la legitimidad del gobierno de Maduro están profundamente divididas.
Desde su llegada al poder en 2013, tras la muerte de Hugo Chávez, Maduro ha enfrentado múltiples desafíos a su autoridad, incluyendo la negativa de varios países a reconocer su reelección en 2018. En ese contexto, el gobierno de Estados Unidos y la Unión Europea apoyaron a Juan Guaidó, quien se autoproclamó presidente interino en 2019, aunque su influencia ha disminuido considerablemente desde que la oposición decidió disolver su “gobierno interino” en diciembre de 2022.
Paraguay, que fue uno de los primeros países en reconocer a Guaidó, restableció relaciones diplomáticas con Venezuela en 2023, un movimiento que ahora se ve amenazado por la reciente escalada de tensiones. La situación actual pone de manifiesto la complejidad de las relaciones internacionales en América Latina y el impacto que estas decisiones tienen en la política interna de los países involucrados.